El movimiento juvenil eclesial ha lanzado un proyecto de acompañamiento a inmigrantes, refugiados y personas sin hogar durante la Navidad. El objetivo es «conseguir que se sientan acogidos, trasladar un mensaje claro de que los católicos son los primeros en preocuparse por el débil y el sufriente y disminuir los miedos o prejuicios»
El pasado 12 de octubre el Papa Francisco recibió en el Vaticano, en pleno Sínodo de la Juventud, al movimiento juvenil eclesial Hakuna. En aquel encuentro, el Pontífice les pidió que tuvieran «siempre muy presentes a los que sufren, pero no como para tenerles lástima como le puedes tener lástima a un perrito que se está muriendo porque lo arrollamos. Lástima no es cristiano; compasión, padecer con, meterte en la vida del otro. Acompañen a los que sufren».
Y, por su parte, los miembros de Hakuna le regalaron al Santo Padre el proyecto Hakuna Nativity Caravans, en el que los jóvenes se comprometieron a dar acompañamiento a refugiados e inmigrantes durante esta Navidad.
El objetivo es «conseguir que los inmigrantes se sientan acogidos, trasladar un mensaje claro de que los católicos son los primeros en preocuparse por el débil y el sufriente y disminuir los miedos o prejuicios sobre los inmigrantes», explican desde el movimiento.
Para lograrlo, la Hakuna Nativity Caravans echará a andar este viernes 21 de diciembre, en Barcelona, donde el movimiento juvenil ha organizado una Hora Santa a la que se ha invitado a personas sin hogar, inmigrantes y refugiados. El segundo evento programado –una jornada de acompañamiento– se celebrará el sábado 29 de diciembre de forma simultánea en Madrid, Barcelona, Bilbao, Málaga, Valencia, Sevilla y Cartagena. Concretamente, la que se celebrará en Madrid consistirá en una comida en Vallecas para 200 inmigrantes y refugiados que concluirá con un concierto impartido por el Hakuna Group Music.
El proyecto forma parte de lo que el movimiento eclesial llama compartiriados. Así es como Hakuna denomina a su estilo de voluntariado «porque queremos subrayar que son ratos que compartimos, cada uno lo que tiene. No queremos ir a dar: queremos compartir. Sobre todo, lo que queremos es que les llegue la misericordia de Dios a través de nosotros, y a nosotros a través de ellos», afirma José Pedro Manglano, fundador de Hakuna.
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