El Papa Francisco dedicó la catequesis de la Audiencia General de este miércoles 14 de noviembre, celebrada en la Plaza de San Pedro del Vaticano, al Octavo Mandamiento del Decálogo: “No dirás falso testimonio ni mentirás”.
“Este mandamiento”, aseguró el Santo Padre, “prohíbe falsear la verdad en las relaciones con los demás”. En su catequesis, Francisco afirmó que “vivir de comunicaciones que no son auténticas es grave, porque impide las relaciones y, por lo tanto, el amor. Donde hay mentira no hay amor. No puede haber amor”.
El Pontífice subrayó que “la verdad es la revelación maravillosa de Dios, de su rostro de Padre, y de su amor sin límites. Esta verdad corresponde a la razón humana, pero la supera infinitamente porque es un don derramado sobre la tierra y encarnado en Cristo crucificado y resucitado”.
“No decir falso testimonio significa vivir como hijos de Dios, dejando emerger siempre que Dios es Padre y que nos podemos fiar de Él. Yo me fío de Dios. Nuestra confianza con Dios, y de esta confianza con Dios que es Padre y me ama, te ama, nace mi verdad, el ser sincero y no mentiroso”.
Explicó que “cuando hablamos de comunicaciones entre las personas no sólo entendemos las palabras, sino también los gestos, las actitudes, incluso los silencios y las ausencias. Una persona habla con todo lo que es y lo que hace. Todos nosotros vivimos comunicando y estamos continuamente en equilibrio entre la verdad y la mentira”.
Ahora bien, “¿qué significa decir la verdad?”, planteó Francisco. “¿Qué significa ser sincero? ¿Tal vez exacto? En realidad, eso no basta, porque se puede estar de forma sincera en el error, o quizás se puede ser preciso en el detalle, pero no captar el significado del conjunto”.
“En ocasiones nos justificamos diciendo: ‘He dicho aquello que sentía’. Sí, pero has absolutizado tu punto de vista. O también: ‘Tan solo he dicho la verdad’. Quizás sí, pero has revelado hechos personales o reservados. ¡Cuántos rumores destruyen la comunión por inoportunidad o por falta de delicadeza!”.
Por lo tanto, “¿Qué es la verdad?”. El Pontífice destacó que “esta es la pregunta que hizo Pilato delante de Jesús”. “La verdad encuentra su realización plena en la persona misma de Jesús, en su modo de vivir y de morir, fruto de su relación con el Padre”.
“Preguntémonos qué verdad atestiguan las obras de los cristianos, nuestras palabras, nuestras elecciones. Los cristianos no son hombres y mujeres excepcionales. Son hijos del Padre celeste, el cual es bueno y no decepciona, y mete en los corazones de sus hijos el amor por los hermanos”, concluyó.
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