viernes, 12 de octubre de 2018

Una española se curó gracias a la intercesión de la fundadora de las Misioneras Cruzadas«

El neurólogo dijo que no volvería a hablar»: el milagro que hará santa a la Madre Nazaria Ignacia.
Este domingo, en pleno Sínodo centrado en los jóvenes, se canonizará en Roma a siete beatos que son un ejemplo para toda la Iglesia universal. Entre ellos están el Papa Pablo VI y el obispo salvadoreño Óscar Romero, los sacerdotes Francesco Spinelli y Vincenzo Romano, el joven Nunzio Sulprizio y las religiosas María Caterina Kasper y Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús.

Nazaria Ignacia nació en 1889, es española de nacimiento, pero boliviana de adopción, pues fue en el país americano donde llegó como misionera e inició su obra apostólica que la ha acabado llevando a los altares. La fundadora de las Misioneras Cruzadas de la Iglesia entregó su vida en el servicio a los más pobres, y en este momento hay 400 religiosas realizando esta labor en 21 países de cuatro continentes.

El milagro para la canonización

El milagro necesario para que el Papa Francisco la canonice se produjo en otra monja española, María Victoria Azuara, de 91 años. En una rueda de prensa en Madrid, la religiosa de las Misioneras Cruzadas explicó cómo a los pocos días de sufrir un derrame cerebral y después de que el médico le dijera que no volvería a hablar, comenzó a construir frases con total naturalidad.

Este hecho extraordinario ocurrió en Bolivia el 13 de octubre de 2010, cuando la hermana Azuara sufrió este derrame cerebral que la dejó totalmente sin habla. Fue trasladada a Cochabamba e ingresó en un hospital en el que el neurólogo dio un pronóstico “pésimo”. Fue entonces cuando las hermanas de la congregación  rezaron a su fundadora, la Madre Nazaria, para que se curase.
La hermana Azuara permaneció en observación en el hospital aunque sin tratamiento hasta que fue trasladada a casa sin que pudiera pronunciar palabra. Sin embargo, unos días después, mientras se encontraba en el desayuno con las demás monjas, de pronto, como “una cosa tan natural”, explica ella, preguntó a sus hermanas: “Por favor, ¿me alcanzan la mantequilla?”.

Ante el estupor de las presentes, llevaron a esta religiosa a que se realizara distintas pruebas médicas. “El neurólogo vio las placas y dijo: ‘con estas placas usted no puede hablar’. Y yo le dije: ‘Pues estoy hablando’. Y me contestó: ‘Esto no es de hombres, es de Dios’. Y yo añadí: ‘De Dios y de mi madre fundadora”, explicó Azuara en Madrid el pasado 8 de octubre.

El Papa conoce bien la obra de la futura santa

Desde su etapa en Buenos Aires, ciudad en la que precisamente murió en 1943 la madre Nazaria Ignacia, el Papa Francisco conocía la obra de la futura santa y de la orden que fundó. Estas religiosas realizan una importante labor en las Villas Miseria de Buenos Aires.

La actual superiora general, la madre Daniela Pérez, recordó que cuando el entonces arzobispo de Buenos Aires visitaba su comunidad siempre decía: “Por aquí ha taconeado una santa”. “Cuando oímos muchas veces al Papa, nos parece que oímos a nuestra madre fundadora. De hecho, cuando Francisco dice ‘salir a las periferias’, nosotras escuchamos el ‘bajar a la calle’ que nos pedía Nazaria”, agrega la responsable de esta congregación.

Una vida dedicada a los pobres

Nazaria Ignacia March Mesa nació el 10 de enero de 1889 en Madrid (España). Según recoge Aciprensa, por motivos económicos se trasladó con su familia a México, donde ingresó a la Congregación de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados en 1908. A fines de 1912 fue destinada a Oruro y durante más de 12 años, se dedicó al cuidado de los ancianos.

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