Todo hace pensar que, tras 36 años como presidente, Paul Biya volverá a ganar. Pero es posible que esta victoria sea el detonante que aumente la frustración que una gran mayoría de la población siente contra él, y que algunos de los nuevos candidatos que concurren a estos comicios canalicen y puedan ganar posiciones para alzarse como los referentes de la oposición al partido en el poder.
A pesar del historial de corrupción y la rampante crisis en la zona anglófona, todo el mundo da por sentado que se repetirán los resultados de 2011, cuando el Rassemblement Démocratique du Peuple Camerounais (RDPC) obtuvo más del 75% de los votos. Pero aunque Biya renueve su mandato en las urnas, es imposible que esto calme las tensiones a las que se enfrenta el país. Incluso si no se presta atención a la posibilidad real de fraude, el control que tiene el presidente sobre la maquinaria estatal y las enormes redes de clientelismo creadas durante los 36 años que lleva en el poder, la otorgan, de partida, una gran ventaja.
Este hecho se ve reforzado por la división que muestra la oposición. Durante los últimos meses se han producido reiterados llamamientos para la formación de una gran coalición, pero esta no se ha materializado. Así, Biya se enfrentará a ocho candidatos separados. Entre ellos se encuentra Joshua Osih del Social Democratic Front (SDF), un partido bien establecido; el antiguo ministro de Justicia, Maurice Kamto que encabeza el Mouvement pour la resnaissance du Cameroun (MRC); o la gran sorpresa de estos comicios, Cabral Libii de Univers. Algunas de estas figuras han ofrecido soluciones que pueden poner fin a los males de Camerún, pero es difícil imaginar que sin unirse puedan representar un desafío creíble al RDPC.
Estas elecciones se celebran en un contexto de inestabilidad: la lucha contra Boko Haram en la región del Extremo Norte y la guerra civil desatada en las regiones anglófonas del oeste que buscan la independencia. Esta última crece continuamente en intensidad. Los separatistas han declarado que impedirán que se vote en los territorios que controlan y llaman al boicot en las zonas en manos del Ejército. Es en estas regiones donde los partidos de la oposición gozan de mayor apoyo; especialmente, el SDF. De ahí proviene su candidato, Joshua Osih. Esta interrupción de la votación en las zonas anglófonas podría representar un beneficio para Biya, que además se presenta como el único con la fuerza suficiente para derrotar a los independentistas. El presidente ha insistido en que las elecciones se llevarán a cabo y en que los secesionistas nunca conseguirán sus objetivos. Pero esta inestabilidad podría alterar el proceso electoral y dar pie a la oposición para denunciarlo como ilegítimo.
En los territorios anglófonos se colocarán los colegios electorales en los cuarteles militares y en otros edificios gubernamentales, lo que el SDF considera inconstitucional. Este partido también ha pedido explicaciones al Gobierno sobre cómo hará para garantizar el voto de los miles de desplazados que los conflictos han provocado. Finalmente, está la apatía que muestran muchos ciudadanos ante este proceso electoral, bastantes de los cuales asumen las tesis de la oposición y lo ven como carente de legitimidad. Este dato se refleja en que de los 13 millones de ciudadanos que podían registrase para votar, solo lo han hecho siete.
Si grandes sectores de la población no pueden votar debido a los disturbios en la zona anglófona, estas elecciones pueden ser vistas como carentes de validez. Así, la reelección de Biya, ya bastante impopular en diversos ámbitos, podría aumentar la frustración de la población, especialmente de los jóvenes.
Son estos, especialmente los jóvenes educados, los que apoyan al candidato de Univers, Cabral Libii, que ha dado la gran sorpresa y en el último sondeo electoral, del 11 de septiembre, aparece en segundo lugar con 23,5% de intención de voto, justo detrás de Paul Biya que obtendría el 40,4%. En tercer lugar aparece Oshi con el 17% y en cuarto Kamto con un 6,2%.
Libii es el más joven de todos los candidatos y «encarna el sueño de los jóvenes», comenta Nicolle, una joven universitaria de Yaundé. Es un jurista, profesor de derecho en la universidad de Yaundé II y periodista de 38 años. En sus años de estudiante, Libii se mostró muy activo en las asociaciones estudiantiles, «es por eso por lo que conoce muy bien nuestros problemas».
«Nunca antes en Camerún había habido un candidato tan joven y cercano a la juventud», opina otro de sus seguidores. Estas personas lo consideran un atrevido que cuestiona el poder actual y eso es lo que más gusta de él. El hecho de que su campaña sea autofinanciada a través de las aportaciones de sus simpatizantes y el programa que ha presentado, ha supuesto un soplo de aire fresco para el país y ha conseguido que muchas personas recuperen la fe en la política y se movilicen ante las próximas elecciones.
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