miércoles, 19 de septiembre de 2018

Un matrimonio con 3 hijos deja Extremadura para anunciar el Evangelio en Corea

Una familia católica cacereña, los Caletrio Simón, partirá esta semana de misión a Seúl, la capital de Corea del Sur, tras haber recibido una llamada vocacional a evangelizar como misión ad gentes y haber sido enviados por el Papa Francisco y su parroquia de Cáceres.

En declaraciones a Efe, Jesús Caletrio, un joven de 31 años casado con Julia Simón, de 30, padres de tres hijos, ha afirmado que su motivación para abandonar su tierra, «solo con billete de ida», para predicar el evangelio: es la experiencia de ver «cómo Dios provee» y una «llamada vocacional» dentro de su matrimonio.

«Vamos como familia misionera, a dar testimonio de Jesucristo en nuestra vida, intentando ser luz allí, viviendo como hacemos aquí, discutiendo, perdonándonos, queriéndonos», ha explicado Julia.

El Papa les envió a «anunciar el Evangelio a zonas secularizadas» de todo el mundo, junto con otras 35 misiones ad gentes, el pasado 5 de mayo en la celebración de los 50 años del Camino Neocatecumenal, realidad eclesial en la que están integrados.

Además, el pasado miércoles feligreses de la parroquia de San José de Cáceres, a la que pertenecen, pudieron despedir a esta familia con la celebración del rito del envío misionero.

En concreto, su misión ad gentes está formada por cinco familias, tres de ellas coreanas, un sacerdote y tres chicas.

«Tenemos paz porque sabemos que no vamos solos, que Dios va con nosotros, aunque sí tenemos incertidumbre de lo que nos vamos a encontrar», ha subrayado Julia, quien desde hace más de quince años «camina» dentro de una comunidad neocatecumenal «redescubriendo» las promesas bautismales.

Ambos expresan que en sus planes al casarse no estaba la misión en Corea, pero la «experiencia de ver a Dios» en sus vidas y su «llamada» les ha llevado a partir, una vocación que han ido madurando «convivencia tras convivencia» desde hace casi dos años.

Para Julia, una de las cosas que les ha ayudado en su vocación ha sido la «precariedad diaria», «vivir y luchar por el hoy», «tener que mirar cada día hacia arriba» y «estar a la espera de la llamada».

«Siempre que hemos necesitado algo el Señor ha aparecido; hemos vivido lo que dicen las escrituras: abre la boca que te la llene, un Cristo vivo, un Dios que como padre nos cuida», relata Julia, quien tampoco oculta su «miedo a la precariedad».

Por su parte, el padre explica que ambos vienen de familias «no acostumbradas al lujo», se casaron hace cuatro años sin trabajo fijo y han vivido «viendo cómo no pasa nada», una «confianza» en Dios basada en que «él es quien nos ayuda siempre», algo que esperan trasladar a la ciudad coreana.

Para ello, están aprendiendo el idioma y así tratar de adaptarse a una cultura diferente a la española, de donde echarán de menos, además de a su familia y amigos, el «jamón ibérico y el pan».

«Nuestra hija mayor está súper contenta, ya tiene alguna amiga, y está deseando irse. Los otros dos son muy pequeños y no lo entienden muy bien», ha explicado Jesús, respecto a sus hijos, de tres, dos y medio año.

Aseguran que su entorno tiene «el corazón dividido», les ven «felices haciendo esto, pero la parte afectiva está ahí y sienten pena por nuestra marcha, al ser un destino tan lejos», ha reconocido la madre.

En su destino se dedicarán a evangelizar, algo, recuerda el padre de los Caletrio Simón, a lo que todo cristiano está llamado, «también las familias», al ser la Iglesia «apostólica».

Vicente M. Roso/EFE

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