domingo, 20 de mayo de 2018

LLAMA DE AMOR VIVA

¡Oh llama de amor viva, 
que tiernamente hieres 
de mi alma en el más profundo centro!; 
pues ya no eres esquiva, 
acaba ya, si quieres; 
rompe la tela de este dulce encuentro.

¡Oh cauterio suave! 
¡Oh regalada llaga! 
¡Oh mano blanda! ¡Oh toque delicado!, 
que a vida eterna sabe 
y toda deuda paga; 
matando, muerte en vida la has trocado.

¡Oh lámparas de fuego, 
en cuyos resplandores 
las profundas cavernas del sentido, 
que estaba oscuro y ciego, 
con extraños primores, 
calor y luz dan junto a su Querido!

¡Cuán manso y amoroso 
recuerdas en mi seno, 
donde secretamente solo moras, 
y en tu aspirar sabroso de bien y gloria lleno, 
cuán delicadamente me enamoras!

(San Juan de la Cruz)

SECUENCIA DE LA EUCARISTÍA DE PENTECOSTÉS

Ven, Espíritu divino, 
manda tu luz desde el cielo. 
Padre amoroso del pobre; 
don, en tus dones espléndido; 
luz que penetra las almas; 
fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma, 
descanso de nuestro esfuerzo, 
tregua en el duro trabajo, 
brisa en las horas de fuego, 
gozo que enjuga las lágrimas 
y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma, 
divina luz, y enriquécenos. 
Mira el vacío del hombre 
si tú le faltas por dentro; 
mira el poder del pecado 
cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía, 
sana el corazón enfermo, 
lava las manchas, 
infunde calor de vida en el hielo, 
doma el espíritu indómito, 
guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones 
según la fe de tus siervos; 
por tu bondad y tu gracia 
dale al esfuerzo su mérito; 
salva al que busca salvarse 
y danos tu gozo eterno. 
Amén.

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