Romain y Reina de Chateauvieux y sus cinco hijos cruzaron 16 países de América Latina en tres años a bordo de un autobús escolar para evangelizar. Tras su periplo crearon en Chile la asociación Misericordia, que pronto abrirá también casa en Buenos Aires y París. A finales de enero, dentro de la Gira Misericordia, Román y Reina «dieron su testimonio y plantaron esta semilla de Misericordia en el corazón de Madrid»
Con 21 años, Romain de Chateauvieux dejó su Francia natal y se fue a Santiago de Chile en un intercambio universitario para estudiar la carrera de Arquitectura en la Universidad Católica de Chile. Ya que había cruzado el atlántico, un día decidió trasladarse a Brasil para visitar a un amigo suyo sacerdote que estaba en una favela de Sao Paulo. Pasó con él la Semana Santa y participó en todas las celebraciones organizadas por el cura. «Romain aceptó cuando le propusieron representar a Jesús durante el vía crucis del Viernes Santo y esto le cambió la vida. Allí sufrió una conversión radical», explica Felipe Rojas de Noray, que junto a su mujer Inés es el responsable de la Gira Misericordia que ha recalado en distintas ciudades francesas, así como en Londres y Madrid.
El día del vía crucis llovía a cántaros y eso provocó que saliera a flote toda la suciedad de las alcantarillas. Cuando el joven francés llevaba la cruz se tiró al suelo emulando una de las caídas del Señor camino del Gólgota. «Romain cayó a plomo sobre toda la porquería, y el agua, salida de las alcantarillas. Al caerse y verse literalmente sobre toda la mierda sintió como toda su educación católica que había recibido de sus padres, que hasta ese momento estaba en la cabeza, le baja de pronto al corazón y entonces reconoció la verdad en todo ese camino».
Al día siguiente, tras el vía crucis, a Romain le pidieron que acompañara a las Misioneras de la Caridad de la madre Teresa a dar la comunión a un enfermo. Al llegar, el paciente le contó al joven que había perdido recientemente a uno de sus hijos y se echó a llorar. «Mientras le secaba las lágrimas, –continúa Rojas de Noray– Romain vio en la cara del enfermo el rostro de Cristo y, ante ese encuentro, se siente llamado al servicio». Al enjugar las lágrimas de aquel señor, Chateauvieux «sintió una voz interior que dice: “Romain, al servicio de los pobres tu felicidad vas a encontrar”».
En familia, con un bus, por latinoamérica
En un principio, Romain creyó que esa llamada estaba orientada al sacerdocio, pero se enamoró de Reina, la encargada en la favela de la pastoral de los jóvenes. Poco después, «se casaron en la misma favela de Sao Paulo y, tras el enlace, consagraron su matrimonio al servicio de la misión». Por ello, decidieron trasladarse a EE UU para trabajar pastoralmente con los inmigrantes. Allí permanecieron dos años hasta que el Consejo Episcopal de Latinoamérica (CELAM) les invitó a convertirse en misioneros itinerantes y recorrer América Latina. Durante tres años, Román, Reina y sus cinco hijos, recorrieron 16 países de Iberoamérica para difundir el mensaje de Jesús. «La familia realizó el viaje en el típico bus escolar amarillo, parecido al que sale en los Simpson, que lo convirtieron en una casa rodante».
Cada vez que llegaban a un país, se presentaban ante el obispo y se ponían a su disposición. «El obispo les invitaba a ir a determinada zona. En ella, hablaban con el sacerdote para ver dónde podían echar una mano. En un país, por ejemplo, construyeron una iglesia, en otro ayudaron con la catequesis…», explica Felipe Rojas de Noray. Después de tres años, a la familia Chateauvieux les propusieron asentarse en Santiago de Chile, concretamente en el barrio periférico de la Pincoya. Allí se dan cuenta de que hay dos necesidades acuciantes: la educación y la salud. «Para acceder a una educación de calidad y recibir una buena atención médica hace falta mucho dinero. Y en la Pincoya, al ser un lugar de la periferia, muy excluido, y muy pobre, estas necesidades no se cubren para nada». Ante esta perspectiva, deciden fundar una asociación que al mismo tiempo sea evangelizadora y también atienda las necesidades de la gente. Para cumplir con su objetivo, «la asociación crea el centro misericordia, que ofrece apoyo escolar a los niños y jóvenes de la Pincoya y además dan un servicio de asistencia de salud con médicos voluntarios. Se trata de vivir al estilo de la vida pública de Jesús, que iba evangelizando dando la buena nueva y, al mismo tiempo, iba sanando enfermos».
La semilla de Misericordia en Madrid
Ahora, la asociación Misericordia ha trascendido sus puertas y en los próximos meses abrirá una casa en Buenas Aires (Argentina) y otra en París (Francia). Por ello, Romain y Reina han emprendido una gira europea para dar testimonio de su labor evangelizadora y recaudar fondos. El tour, al que han llamado Gira Misericordia, les llevó el pasado martes 23 de enero hasta la madrileña parroquia de la Asunción de Nuestra Señora.
«Romain y Reina quisieron plantar esta semilla en el corazón de Madrid para dar testimonio de lo que hace Misericordia», explica Felipe Rojas de Noray, organizador del encuentro celebrado en Madrid. Sobre la posibilidad de que la asociación abra una casa en la capital de España, Rojas apunta que «Misericordia se funda en un sí continuo a la propuesta de Dios. Actualmente no hay una pretensión de fundar aquí una casa, pero sí hay una pretensión de dejarnos guiar por la voluntad de Dios». Y con esta perspectiva de vida todo puede pasar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.