miércoles, 6 de diciembre de 2017

El Papa sobre su viaje: He visto en los jóvenes un futuro de fraternidad y no de armas

En el miércoles 6 de diciembre el Santo Padre Francisco celebró su tradicional Audiencia General en el Aula Pablo VI del Vaticano, y dedicó su catequesis a su reciente viaje Apostólico a Asia. En primer lugar, se refirió al viaje como un “gran don de Dios”, y renovó su agradecimiento a las autoridades de ambos países y al pueblo birmano y bengalí, por el gran afecto demostrado.

Refiriéndose a la primera etapa realizada en Myanmar, primera visita de un pontífice a ese país y que fuera realizada poco después del restablecimiento de las relaciones con la Santa Sede, el Papa destacó la entereza del pueblo birmano que, a pesar de haber pasado por tantos sufrimientos, está encaminándose hacia la libertad y la paz:

“Mi visita a Myanmar ha sido la primera de un Papa a aquel país; una nación que a pesar de haber sufrido mucho, se encamina hacia una nueva realidad de paz y libertad. Allí la comunidad cristiana es un pequeño fermento del Reino de Dios, que ha sabido dar testimonio de la fe y que cuenta con una juventud llena de esperanza y de alegría. Al encontrarme con el Consejo Supremo de los monjes budistas, he querido manifestar mi deseo de que trabajemos unidos para ayudar a las personas a amar a Dios y al prójimo, rechazando todo tipo de violencia”.

De su visita a Bangladés, el Papa destacó en relación a los prófugos Rohingya, a quienes naciones unidas llamó la minoría étnica y religiosa más perseguida del mundo, el empeño del pueblo bengalí en la acogida, repitiendo, en otras palabras, lo que afirmara en la rueda de prensa de regreso: “Lo que hace Bangladés por ellos – dijo entonces -  es una cosa muy grande, es un ejemplo de acogida. Un país pequeño, pobre, que ha recibido a 700 mil refugiados...”

Así se pronunció en nuestro idioma, durante la Audiencia General: “Después he realizado mi visita a Bangladesh, siguiendo las huellas del beato Pablo VI y de san Juan Pablo II”, dijo en español.  “Ha sido un paso más en favor del respeto y del diálogo entre el islam y el cristianismo. Allí he querido expresar también mi solidaridad con Bangladesh en su compromiso por socorrer a los prófugos Rohingya”.

El pontífice destacó asimismo la juventud bengalí, musulmanes y de otras religiones, llamándolos “signo de esperanza para Bangladés, para Asia y para el mundo entero”:
“Dos momentos de particular alegría han sido: la ordenación de 16 sacerdotes y el encuentro con los jóvenes, quienes con sus cantos y danzas manifestaron la alegría del Evangelio. Fue muy significativo que estuvieran también presentes jóvenes musulmanes y de otras religiones, siendo un signo éste de esperanza para Bangladesh, para Asia y para el mundo entero”.

“En este tiempo de Adviento –concluyó - los animo a fortalecer su vida cristiana con la oración, la escucha de la Palabra de Dios y las obras de caridad, y, siguiendo el ejemplo de la Inmaculada Virgen María, cuya solemnidad celebraremos pasado mañana, preparen su corazón para recibir al Señor que ya viene. Muchas gracias”.

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