jueves, 22 de julio de 2021

Santa María Magdalena (lecturas)

Lectura del libro del Cantar de los Cantares (3,1-4):

Así dice la esposa: «En mi cama, por la noche, buscaba al amor de mi alma: lo busqué y no lo encontré. Me levanté y recorrí la ciudad por las calles y las plazas, buscando al amor de mi alma; lo busqué y no lo encontré. Me han encontrado los guardias que rondan por la ciudad: "¿Visteis al amor de mi alma?" Pero, apenas los pasé, encontré al amor de mi alma.»

Palabra de Dios

Salmo 62, Mi alma está sedienta de ti, mi Dios

Evangelio según san Juan (20,1.11-18):

El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Fuera, junto al sepulcro, estaba María, llorando. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús.

Ellos le preguntan: «Mujer, ¿por qué lloras?»Ella les contesta: «Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto.» Dicho esto, da media vuelta y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús.Jesús le dice: «Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?» Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta: «Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré.» Jesús le dice: «¡María!» Ella se vuelve y le dice: «¡Rabboni!», que significa: «¡Maestro!»Jesús le dice: «Suéltame, que todavía no he subido al Padre. Anda, ve a mis hermanos y diles: "Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro."» María Magdalena fue y anunció a los discípulos: «He visto al Señor y ha dicho esto.»

Palabra del Señor

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La santa de hoy, Santa María Magdalena, goza de buena prensa. La literatura, la música y el cine la han presentado como una mujer de corazón ancho, una enamorada de Jesús, testigo en primera línea de su muerte y resurrección, símbolo de buscadora y de mujer entregada hasta el final.

En el evangelio de hoy, Jesús pregunta a María de Magdala: ¿Por qué lloras? ¿A quién buscas? Son preguntas que trascienden el personaje de la mujer y se incrustan en cada uno de nosotros:

¿Por qué lloras? Jesús nos invita a tomar conciencia de nuestras pérdidas y de los sentimientos que las acompañan. ¿Qué es lo que ahora produce en nosotros tristeza y desamparo? ¿Qué formas reviste nuestra manera personal de vivir la relación con un Jesús “ausente”? ¿Qué zozobras nos causa el ambiente en el que vivimos?

¿A quién buscas? No es la primera vez que Jesús formula una pregunta como esta. Se la dirigió también a los discípulos de la primera hora al comienzo del evangelio de Juan. Es como si la revelación necesitase siempre el punto de enganche del deseo. Quien no desea no ve. Quien no busca no encuentra. Quien se detiene nunca llega. ¿Cuáles son nuestras búsquedas de hoy? ¿Qué nos mueve por dentro para seguir caminando?

Detrás de cada lágrima, hay un Jesús que las enjuga. Detrás de cada búsqueda hay un Jesús que pronuncia nuestro nombre y nos invita a vivir. La memoria de María Magdalena es la memoria de un amor posible cuando todo parece perdido.

miércoles, 21 de julio de 2021

Oración de la noche

 Señor,bendice nuestro mundo con corazones latiendo con Tu compasión.

Que las voces que buscan Tu paz y tu gracia sean más elevadas que 

las opiniones contradictorias y los que destruyen todo.

 Encienda la búsqueda de la Verdad en nuestros corazones,

 en un mundo inundado de hechos falsos.

 Padre, eres el mismo ayer, hoy y siempre. 

Guíanos a diario, para recordar que nos has puesto

 en esta generación, y en este momento de la historia,

 para trabajar por santificarla y florecer con belleza.

 Cada uno cuidadosamente diseñado y con un propósito específico,

 Tu compasión recorre nuestros pasos fieles para hacer grandes

 cambios en nuestro mundo. Bendícenos con corazones

 compasivos según el tuyo,

 Padre, para buscar el bien en todos.

Miércoles de la 16ª semana del Tiempo Ordinario

Lectura del libro del Éxodo (16,1-5.9-15):

Toda la comunidad de Israel partió de Elim y llegó al desierto de Sin, entre Elim y Sinaí, el día quince del segundo mes después de salir de Egipto. La comunidad de los israelitas protestó contra Moisés y Aarón en el desierto diciendo: «¡Ojalá hubiéramos muerto a manos del Señor en Egipto, cuando nos sentábamos alrededor de la olla de carne y comíamos pan hasta hartarnos! Nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a toda la comunidad.» El Señor dijo a Moisés: «Yo haré llover pan del cielo; que el pueblo salga a recoger la ración de cada día; lo pondré a prueba, a ver si guarda mi ley o no. el día sexto prepararán lo que hayan recogido, y será el doble de lo que recojan a diario.»

Moisés dijo a Aarón: «Di a la comunidad de los israelitas: "Acercaos al Señor, que ha escuchado vuestras murmuraciones".» Mientras Aarón hablaba a la asamblea, ellos se volvieron hacia el desierto y vieron la gloria del Señor que aparecía en una nube.

El Señor dijo a Moisés: «He oído las murmuraciones de los israelitas. Diles de mi parte: "Al atardecer comeréis carne, por la mañana os hartaréis de pan, para que sepáis que yo soy el Señor, Dios vuestro".» Por la tarde una bandada de codornices cubrió todo el campamento; por la mañana había una capa de rocío, apareció en la superficie del desierto un polvo parecido a la escarcha.

Al verlo, los israelitas se dijeron: «¿Qué es esto?» Pues no sabían lo que era. Moisés les dijo: «Es el pan que el Señor os da de comer.»

Palabra de Dios

Salmo:El Señor les dio pan del cielo

 Evangelio según san Mateo (13,1-9):

Aquel día salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Acudió tanta gente, que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y la gente se quedó de pie en la orilla.

Les habló mucho rato en parábolas: «Salió el sembrador a sembrar. al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra; como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol. se abrasó, y por falta de raíz se secó. Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron. El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos ciento, otros sesenta, otros treinta. El que tenga oídos, que oiga.»

Palabra del Señor

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Nuestra tarea, es el ser signos de Reino, hoy sabemos que no es fácil. Nuestra sociedad secular nos cuestiona, eso lo sabemos, pero también sabemos que la alianza no se rompe, que la promesa sigue viva, y puesta la confianza en Dios, todo llega, todo se cumple.

“Cayó en tierra buena y dió grano”;  cuantas veces hemos escuchado esta parábola que Mateo pone en labios de Jesús, la parábola del sembrador.  Esta es una parábola que a lo largo de tres días la iglesia nos propone meditar, por eso, hoy sólo nos quedaremos con las primeras palabras del Evangelio, “Jesús salió de casa”, la misma propuesta que a Jeremías, la misma respuesta que el profeta.

El Evangelio, el mensaje del Reino es palabra viva, dinámica y eficaz, que tiene que salir al encuentro, a los caminos.  Jesús salió al encuentro de los hombres y de las mujeres que vivían como ovejas sin pastor, de hombres y mujeres que saben o intuyen de una semilla que les habita pero que a veces no saben, no entienden o no pueden hacerla crecen, y ahí esta Jesús explicando como hacerla germinar.

“Acudió tanta gente que no cabían en el lugar y se quedaron de pie”, ¿cómo se dispone nuestro corazón para escuchar esas palabras de vida? ¿nos vivimos en la necesidad de salir y buscar? ¿salimos al encuentro de quien nos busca? ¿es nuestro corazón tierra fértil que acoge y recoge lo que se nos regala? ¿somos hospitalidad de la Palabra que se desparrama sin condiciones?

martes, 20 de julio de 2021

Oracion de la noche

 "Enséñame a buscarte y muéstrame a quién te busca,

porque no puedo ir en tu busca menos que tú me enseñes,

 y no puedo encontrarte si tú no te manifiestas.

Deseándote te buscaré, buscando te desearé,

amando te hallaré y hallándonos te amaré"

(San Anselmo,Proslogión, cap. 1)

Oremos los unos por los otros 

para que siempre habite en nosotros.

lunes, 19 de julio de 2021

Martes de la 16ª semana del Tiempo Ordinario

Lectura del libro del Éxodo (14,21–15,1):

En aquellos días, Moisés extendió su mano sobre el mar, y el Señor hizo soplar durante toda la noche un fuerte viento del este, que secó el mar, y se dividieron las aguas. Los israelitas entraron en medio del mar a pie enjuto, mientras que las aguas formaban muralla a derecha e izquierda. Los egipcios se lanzaron en su persecución, entrando tras ellos, en medio del mar, todos los caballos del Faraón y los carros con sus guerreros. Mientras velaban al amanecer, miró el Señor al campamento egipcio, desde la columna de fuego y nube, y sembró el pánico en el campamento egipcio. Trabó las ruedas de sus carros y las hizo avanzar pesadamente.Y dijo Egipto: «Huyamos de Israel, porque el Señor lucha en su favor contra Egipto.» Dijo el Señor a Moisés: «Extiende tu mano sobre el mar, y vuelvan las aguas sobre los egipcios, sus carros y sus jinetes.»

Y extendió Moisés su mano sobre el mar; y al amanecer volvía el mar a su curso de siempre. Los egipcios, huyendo, iban a su encuentro, y el Señor derribó a los egipcios en medio del mar. Y volvieron las aguas y cubrieron los carros, los jinetes y todo el ejército del Faraón, que lo había seguido por el mar. Ni uno solo se salvó. Pero los hijos de Israel caminaban por lo seco en medio del mar; las aguas les hacían de muralla a derecha e izquierda. Aquel día salvó el Señor a Israel de las manos de Egipto. Israel vio a los egipcios muertos, en la orilla del mar. Israel vio la mano grande del Señor obrando contra los egipcios, y el pueblo temió al Señor, y creyó en el Señor y en Moisés, su siervo. Entonces Moisés y los hijos de Israel cantaron un cántico al Señor.

Palabra de Dios.

Salmo: Ex 15, Cantaré al Señor, sublime es su victoria

Evangelio según san Mateo (12,46-50):

En aquel tiempo, estaba Jesús hablando a la gente, cuando su madre y sus hermanos se presentaron fuera, tratando de hablar con él. Uno se lo avisó: «Oye, tu madre y tus hermanos están fuera y quieren hablar contigo.»Pero él contestó al que le avisaba: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?» Y, señalando con la mano a los discípulos, dijo: «Éstos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de mi Padre del cielo, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre.»

Palabra de Dios

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El texto del Evangelio de hoy debería ocupar un lugar más importante. Es una de las claves que nos permiten comprender lo que es el Reino de Dios. Es una clave que apunta a una radicalidad total. El Reino rompe con todo lo que estamos acostumbrados. Con la forma como se ha estructurado la sociedad humana desde el principio de nuestra historia. La persona humana, desde siempre, nace y se desarrolla en el marco de una serie de relaciones: las relaciones de familia, las de amistad, las culturales, las de pertenecer a la misma nación, las de hablar la misma lengua. Todas esas relaciones son las que conforman la red humana a que pertenecemos, la red que nos permite sentirnos seguros. Sin esa red nos sentimos perdidos. 

Jesús nos invita a dar un paso adelante. La verdadera relación, lo que efectivamente nos une, no es la sangre, ni la cultura, ni la religión, ni el pasaporte. Lo que nos une de verdad es el hecho de ser hijos del mismo Padre y cumplir su voluntad. Ese hecho crea una relación que es más fuerte que todas las demás relaciones que hayamos podido crear con nuestra iniciativa e inteligencia. Jesús nos invita a romper las fronteras, a saltar los muros y a reconocer la auténtica fraternidad que hermana. ¿Qué tal si meditamos desde este Evangelio nuestra relación, por ejemplo, con los inmigrantes?

Jesús Díaz Sariego, OP: «Pretendemos ser más levadura cualificada que número»

 ENTREVISTA / En 2015 fue elegido por el maestro de los dominicos como primer provincial de España. Acaba de ser reelegido por los hermanos capitulares

¿Cómo ha vivido esta noticia? ¿Un dominico también debe estar precavido frente al ego?

Supone mucha responsabilidad por mi parte. La responsabilidad tiene que ver con la confianza. Tanto el maestro de la orden como los hermanos capitulares han depositado en mí una confianza que no puedo defraudar. Es verdad que lo he vivido con serenidad, pero después de un cierto temor inicial. ¿Precavido frente al ego? Sí. Es una tentación fácil y hay que estar prevenido. En algunas ocasiones me tengo que decir: «No te lo creas tanto». El esfuerzo de la humildad en asumir lo que te piden supone conocerse uno a sí mismo muy bien, ser consciente de los propios límites y no olvidar que, sin los demás, somos poca cosa. 

¿Qué destacaría del primer lustro de la Provincia de Hispania?

Han sido años intensos. Me he tenido que mover mucho. He estado recorriendo las comunidades de la provincia. También quisiera destacar la buena acogida y disposición de las comunidades a la unión provincial. Es un proceso que nos plantea no pocos desafíos, pero no imposible de lograr. En estos primeros años hemos tenido que reforzar nuestra fidelidad al discernimiento en común, al momento social y religioso en el que nos encontramos. Esta fidelidad nos exige cambios, no solo en la siempre necesaria conversión personal de cada uno, sino también en nuestras estructuras.

¿Cuáles son los desafíos a los que se enfrentan en los próximos años?

Un desafío sigue estando muy presente en nuestro capitulo: ¿cómo seguir comprendiendo al mundo, hacernos eco de sus búsquedas, acoger sus alegrías y zozobras y, sobre todo, amar sus heridas? Las heridas de las personas nos preocupan especialmente. Nuestros contemporáneos sufren, y mucho. No podemos mirar hacia otro lado. El Evangelio que predicamos nos lleva a predicar las bienaventuranzas con más fuerza que nunca. Este compromiso ha de ser transformador. Por eso hemos de colaborar con otros muchos, que también aman al mundo, para mejorarlo en la medida de nuestras posibilidades. Queremos estar especialmente con los que más sufren las consecuencias de la pobreza, de la violencia, del descarte en todos los niveles de la vida. 

En este sentido, los próximos pasos de la Provincia han de incidir más en la misión y en su pasión por ella. No nos hemos configurado en una sola provincia para perdurar más tiempo como institución, sino para garantizar mejor la misión como Orden de Predicadores. Pretendemos, con ello, ser más levadura cualificada que número. Lo importante está en la calidad de nuestras personas y de la vocación, no en el número. No necesariamente la reducción numérica de las vocaciones ha de ser un lamento. Más bien puede ser una oportunidad del Espíritu para ir a lo fundamental.

¿Cómo es la salud de la orden?

La orden en España está muy asentada desde hace siglos. Precisamente estamos celebrando 800 años de la primera división de la orden en provincias. ¿Gozamos de buena salud? Sí, gozamos de buena salud, porque en la Provincia de Hispania aún hay mucha vida que ofrecer. No nos sumamos a los profetas de calamidades. Es una convicción: están equivocados. La mirada confiada desde Dios más bien nos ayuda a mirar nuestra realidad desde otra perspectiva. No debemos olvidar algo: no siempre se da vida de la misma manera. Cada momento histórico tiene sus propios modos de dar vida. Me apena constatar que algunos no sean capaces de descubrir esto.

¿Cómo se ha adaptado una orden cuyo carisma es la predicación a una sociedad en la que no se profundiza en las cosas? Ahora se retuitean las cosas sin leerlas. ¿Esto ha sido un reto?

Sí, es un reto. No está de moda sumergirse en la profundidad de las cosas. El pensamiento, en lo que tiene de verdad, es paciente. La paciencia requiere tiempo, pero sobre todo serenidad y paz. No hay que cansarse. Ni mucho menos desesperarse. La pereza contemporánea ante la urgencia de profundizar en las cosas, al menos en aquellas que son más importantes para la vida, nos sitúa ante un desafío importante. Hemos de poner más esfuerzo en despertar interés, en educar a las personas en el ejercicio personal de introspección y de reflexión más que en lamentar su carencia.


Oración de la noche

 Dios Todopoderoso y Santo

Quiero Dios Nuestro, alabarte, bendecirte,

Adorarte en nombre de todos y cada uno de tus hijos,

Que has creado por amor y nos has unido en fraternidad.

Te damos gracias por tu inmensa gloria.

 

Eres la cercana Incomprensibilidad, meta de mis caminos,

sentido de mi vida, mi dicha más secreta y compartida,

incomprensible y tan cercano a la vez, dando pasión

a mi mente y corazón.

 

Dios de la brisa suave y de las luchas cotidianas.

¡Oh Dios mío! Tu servicio es atrayente y alegre, tu yugo

ligero y tu carga suave.

 

Te doy gracias por todo lo que Tú has querido de mí

en mi vida, me has enseñado a caminar en tu nombre

bendito por lejos que estuvieras, tu gracia fue presencia.

 

Te presento ante tu rostro, Dios amado, a  todos los que

construyen y unen a tu familia humana en un  mismo Amor.

Amén

Sor María Pilar,O.P