viernes, 18 de octubre de 2024

Lecturas del San Lucas, evangelista

Primera Lectura

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo (4,9-17a):

Dimas me ha dejado, enamorado de este mundo presente, y se ha marchado a Tesalónica; Crescente se ha ido a Galacia; Tito, a Dalmacia; sólo Lucas está conmigo. Coge a Marcos y tráetelo contigo, ayuda bien en la tarea. A Tíquico lo he mandado a Éfeso. El abrigo que me dejé en Troas, en casa de Carpo, tráetelo al venir, y los libros también, sobre todo los de pergamino. Alejandro, el metalúrgico, se ha portado muy mal conmigo; el Señor le pagará lo que ha hecho. Ten cuidado con él también tú, porque se opuso violentamente a mis palabras. La primera vez que me defendí, todos me abandonaron, y nadie me asistió. Que Dios los perdone. Pero el Señor me ayudó y me dio salud para anunciar íntegro el mensaje, de modo que lo oyeran los gentiles.

Palabra de Dios

Salmo 144,R/. Que tus fieles, Señor, proclamen la gloria de tu reinado

Santo Evangelio según san Lucas (10,1-9):

En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él.

Y les decía: «La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero: «Paz a esta casa.» Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: «Está cerca de vosotros el reino de Dios.»»

Palabra del Señor

Compartimos:

En algunas traducciones, el salmo responsorial de hoy dice: tus amigos expresan la gloria de tu reino. Aunque las palabras no sean idénticas en todas las traducciones, el sentido es el mismo. La función de los amigos (amigos fuertes de Dios y profetas de los que habla el libro de Isaías) es manifestar la gloria, es decir, la presencia y la luz de Dios. Se cuenta que al preguntarle una vez a un niño quiénes eran los santos, mirando a las vidrieras de una catedral, aseguró: “los santos son los que dejan pasar la luz”. Santos son los que no opacan con su vida o con su anti-testimonio la presencia de Cristo.


Lucas era uno de esos santos. En todo su Evangelio, deja pasar la luz de la alegría y la misericordia de la Buena Noticia de Cristo.


Pero no es que sea todo un camino de rosas. El Evangelio, que de nuevo relata el envío de los 72 de dos en dos avisa de que tal envío es “como corderos en medio de lobos”. Se los envía a un mundo hostil… quizá no más hostil que el que nos rodea hoy día, sembrando misericordia, pero dejando pasar la luz de la verdad. Se los envía a curar todo lo que anda enfermo y torcido. Y algo así es lo que se nos pide hoy a nosotros: que seamos santos dejando pasar la luz en un mundo que parece que cada día nos da una nueva bofetada de fealdad, mentira, oscuridad y corrupción. Y ahí, como corderos, o como las vidrieras, hemos de dejar pasar la luz. Y ese pasar la luz significa dar paz allá donde vayamos (desead la paz sobre la casa); procurar la justicia (el trabajador tiene derecho a su salario); anunciar el reino, que es salvación. Todo eso es expresar la gloria del Reino que es la misión de los amigos de Dios, de todos los santos, de quienes debemos ser todos los cristianos.

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