martes, 22 de julio de 2025

Santa María Magdalena

Primera Lectura

Lectura del libro del Cantar de los Cantares (3,1-4a):

Así dice la esposa: «En mi cama, por la noche, buscaba al amor de mi alma: lo busqué y no lo encontré. Me levanté y recorrí la ciudad por las calles y las plazas, buscando al amor de mi alma; lo busqué y no lo encontré. Me han encontrado los guardias que rondan por la ciudad: «¿Visteis al amor de mi alma?» Pero, apenas los pasé, encontré al amor de mi alma.»

Palabra de Dios


Salmo 62,R/. Mi alma está sedienta de ti, mi Dios


 Santo Evangelio según san Juan (20,1.11-18):

El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Fuera, junto al sepulcro, estaba María, llorando. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús.

Ellos le preguntan: «Mujer, ¿por qué lloras?»

Ella les contesta: «Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto.»

Dicho esto, da media vuelta y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús.

Jesús le dice: «Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?»

Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta: «Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré.»

Jesús le dice: «¡María!»

Ella se vuelve y le dice: «¡Rabboni!», que significa: «¡Maestro!»

Jesús le dice: «Suéltame, que todavía no he subido al Padre. Anda, ve a mis hermanos y diles: «Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro.»»

María Magdalena fue y anunció a los discípulos: «He visto al Señor y ha dicho esto.»

Palabra del Señor

Compartimos:

Aquí tenemos a la María Magdalena hecha una campeona. Porque no sólo es una santa que celebramos todos los años en la liturgia en este día. Es que además en el texto evangélico de hoy se nos muestra como la elegida por Jesús resucitado para ir a anunciar a los demás discípulos su resurrección. Vamos que es una santa de categoría.


Un castizo diría, y con mucha razón, que quien la ha visto y quien la ve. Porque de María Magdalena se dice en otra parte de los evangelios que Jesús había expulsado de ella siete demonios (Lc 8,2). Ni uno ni dos, siete demonios. Vamos que la chica había sido una rapaza de mucho cuidado. Y como siempre que pensamos en una mujer pecadora pues lo relacionamos generalmente con el sexo, terminamos pensando que había sido una prostituta de mucho cuidado. O quizá no hubiese sido una prostituta pero con esos siete demonios dentro está claro que había sido muy peligrosa.


Pues aquí la tenemos, una de las primeras personas elegidas por Jesús para ser testigo de su resurrección y, más tarde, elevada a los altares. Esto no quiere decir más que una cosa: que Dios siempre nos da una segunda oportunidad (y tercera y cuarta y quinta…). Esto es lo grande de un Dios que es amor infinito, que es Amor, acogida, misericordia, paciencia, ternura.


A nosotros nos cuesta dar esa segunda oportunidad (no digamos la tercera o la cuarta o la quinta… eso ya nos resulta imposible). Nos cuesta dar esa segunda oportunidad a los demás, cuando, por la razón que sea, nos han fallado. Y también nos cuesta darnos a nosotros mismos esa segunda oportunidad. Nos dejamos llevar por el desánimo, el desaliento, la pura depresión. ¡Menos mal que Dios no es así!


Hoy es día para alegrarnos con María Magdalena. No sabemos lo que fue antes de encontrarse con Jesús. Tampoco nos importa mucho. Lo cierto es que al encuentro con el Maestro aprendió a vivir de otra manera. Aprendió a amar y a amar mucho y sin medida. Ojalá nosotros también aprendamos lo mismo!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.