Primera Lectura
Lectura del libro de las Lamentaciones (3,17-26):
Me han arrancado la paz, y ni me acuerdo de la dicha; me digo: «Se me acabaron las fuerzas y mi esperanza en el Señor.» Fíjate en mi aflicción y en mi amargura, en la hiel que me envenena; no hago más que pensar en ello y estoy abatido. Pero hay algo que traigo a la memoria y me da esperanza: que la misericordia del Señor no termina y no se acaba su compasión: antes bien, se renuevan cada mañana: ¡qué grande es tu fidelidad! El Señor es mi lote, me digo, y espero en él. El Señor es bueno para los que en él esperan y lo buscan; es bueno esperar en silencio la salvación del Señor.
Palabra de Dios
Salmo 129, R/. Desde lo hondo a ti grito, Señor
Santo Evangelio según san Juan (14,1-6):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Que no tiemble vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino.»
Tomás le dice: «Señor, no sabemos adonde vas, ¿cómo podemos saber el camino?»
Jesús le responde: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre sino por mí.»
Palabra del Señor
Compartimos:
¡Gran fiesta!
Hoy es día de visitar cementerios, recordar a los seres queridos, orar por ellos… parecería un día triste por excelencia. En México, el Día de los Muertos es un día de gran fiesta. Se expresaba en la película de hace unos años, Coco en todo su colorido y celebración. La película, sin embargo, no hace justicia a las bases de la celebración, porque cifra la vida en el recuerdo que tengan los vivos de ellos. Una vez que son olvidados, mueren del todo. Ahí se equivoca enormemente. La vida no depende del recuerdo, sino de las manos de Dios, donde están las almas de los justos, como dice la lectura del Libro de la Sabiduría. Solo los necios piensan de otra manera.
Es gran fiesta porque es precisamente la celebración de ese estar en las manos de Dios y de alcanzar la vida eterna. Es el cumplimiento de la voluntad de Dios: que todo el que crea en Él se salve y tenga vida eterna. La esperanza no se asienta sobre el recuerdo que puedan tener algunos sobre los que un día vivieron en esta tierra. Se asienta en la realidad de la memoria de Dios, que nos reconcilió con Cristo por su sangre. Una reconciliación que recibimos en el bautismo. Esa esperanza no defrauda. La voluntad de Dios no es variable, porque el Amor no puede cambiar sus intenciones. No sería Dios.
“Los que confían en el Señor comprenderán la verdad y los que son fieles a su amor permanecerán a su lado, porque Dios ama a sus elegidos y cuida de ellos.”. Por nuestra parte hace falta el permanecer, el ser fieles, el aceptar la justicia de Dios para ser justos, justificados, el mantener viva la esperanza… Es decir, en no ser tan necios como para pensar que la muerte es definitiva. Pruebas tenemos. La esperanza no defrauda.
Por tanto, hoy es gran día de fiesta. La promesa es cierta y Dios siempre es fiel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.