viernes, 4 de octubre de 2024

Viernes de la XXVI Semana del Tiempo Ordinario, San Francisco de Asís, religioso

Primera Lectura

Lectura del libro de Job (38,1.12-21;40,3-5):

El Señor habló a Job desde la tormenta: «¿Has mandado en tu vida a la mañana o has señalado su puesto a la aurora, para que agarre la tierra por los bordes y sacuda de ella a los malvados, para que la transforme como arcilla bajo el sello y la tiña como la ropa; para que les niegue la luz a los malvados y se quiebre el brazo sublevado? ¿Has entrado por los hontanares del mar o paseado por la hondura del océano? ¿Te han enseñado las puertas de la muerte o has visto los portales de las sombras? ¿Has examinado la anchura de la tierra? Cuéntamelo, si lo sabes todo. ¿Por dónde se va a la casa de la luz y dónde viven las tinieblas? ¿Podrías conducirlas a su país o enseñarles el camino de casa? Lo sabrás, pues ya habías nacido entonces y has cumplido tantísimos años.»

Job respondió al Señor: «Me siento pequeño, ¿qué replicaré? Me taparé la boca con la mano; he hablado una vez, y no insistiré, dos veces, y no añadiré nada.»

Palabra de Dios

Salmo 138 R/. Guíame, Señor, por el camino eterno

Santo Evangelio según san Lucas (10,13-16):

En aquel tiempo, dijo Jesús: «¡Ay de ti, Corozaín; ay de ti, Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, vestidas de sayal y sentadas en la ceniza. Por eso el juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras. Y tú, Cafarnaún, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al infierno. Quien a vosotros os escucha a mí me escucha; quien a vosotros os rechaza a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí rechaza al que me ha enviado.»

Palabra del Señor

Compartimos:

Las lecturas propias de hoy parecen especialmente vinculadas al de Asís. En Gálatas: “llevo en mi cuerpo las marcas de Jesús”; en el Salmo responsorial: “No hay bien para mi fuera de ti”, en el Evangelio: “Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños”.


Siempre se ha venerado en la Iglesia. Quizá la popularidad del santo de Asís ha ido en aumento en nuestro tiempo. Patrón de Italia, fue también declarado “Patrón de la Ecología” por Juan Pablo II, Su Cántico de las criaturas pone de manifiesto una profunda reconciliación entre el cielo y la tierra, entre la vida y la muerte, entre el universo y Dios.


Su historia es muy conocida, se ha contado mucho, también en cine. De todo lo que he leído me parece fascinante lo escrito por G. K. Chesterton. Ofrezco como materia de reflexión unas pocas pinceladas de su original y profunda biografía de San Francisco de Asís.


“Los santos viven en la eternidad y en el tiempo, participan de Dios y de la historia, pero la intemporalidad de San Francisco es más evidente porque su lenguaje, que es el del amor y del corazón, llega a lo más profundo del ser humano. La santidad es la plenitud en el amor, pero en la unión con el Amor hay moradas y creemos que el hombre Francisco llegó a la más cercana”. “… no hay contradicción entre el poeta que junta flores al sol y soporta una vigilia helada en la nieve, entre quien alaba toda belleza terrena y corporal y se niega a tomar bocado…”. “Amaba y reverenciaba a los hombres corrientes y a las cosas de todos los días; ciertamente nos cabe decir que envió al mundo hombres no comunes y extraordinarios solamente para animar a todos a ser hombres comunes y corrientes”. “La diferencia entre Cristo y san Francisco es la que se da entre el Creador y la criatura, y por cierto no ha existido criatura alguna con mayor conciencia de tan colosal contraste como el mismo san Francisco. Pero, admitida esta verdad, es cabalmente cierto y de brutal importancia decir que Cristo fue el dechado que Francisco se propuso imitar, […] y, por encima de todo, que, comparando a Francisco con nosotros fue cuanto menos una aproximación muy sublime a su Maestro y, con todo y ser intermediario y reflejo, un espléndido y aún así misericordioso espejo de Cristo”.


Pidamos la gracia de querer imitar a Jesucristo con el fervor y alegría de Francisco… siendo seres humanos comunes y corrientes.

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