sábado, 6 de julio de 2024

Sábado de la XIII Semana del Tiempo Ordinario. Santa María Goretti, virgen y mártir. Santa María en sábado

Primera Lectura

Lectura de la profecía de Amós (9,11-15):

Así dice el Señor: «Aquel día, levantaré la tienda caída de David, taparé sus brechas, levantaré sus ruinas como en otros tiempos. Para que posean las primicias de Edom, y de todas las naciones, donde se invocó mi nombre. –oráculo del Señor–. Mirad que llegan días –oráculo del Señor– en que el que ara sigue de cerca al segador; el que pisa las uvas, al sembrador; los montes manarán vino, y fluirán los collados. Haré volver los cautivos de Israel, edificarán ciudades destruidas y las habitarán, plantarán viñas y beberán de su vino, cultivarán huertos y comerán de sus frutos. Los plantaré en su campo, y no serán arrancados del campo que yo les di, dice el Señor, tu Dios.»

Palabra de Dios

Salmo 84 R/. Dios anuncia la paz a su pueblo

Santo Evangelio según san Mateo (9,14-17):

En aquel tiempo, se acercaron los discípulos de Juan a Jesús, preguntándole: «¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?»

Jesús les dijo: «¿Es que pueden guardar luto los invitados a la boda, mientras el novio está con ellos? Llegará un día en que se lleven al novio, y entonces ayunarán. Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto y deja un roto peor. Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos, porque revientan los odres; se derrama el vino, y los odres se estropean; el vino nuevo se echa en odres nuevos, y así las dos cosas se conservan.»

Palabra del Señor

Compartimos:

Mira que hay gente en la iglesia que vive con el pesimismo como compañero permanente de viaje. Son los que están pensando siempre que cualquier tiempo pasado fue mejor. Ahora es todo malo. En sus vidas parece que lo que domina es el pecado y que, por lo tanto, hay que estar pidiendo continuamente perdón a Dios. Y tal como piden perdón no parecen estar seguros de que lo vaya a conceder. Hay que hacer muchas penitencias y oraciones para conseguirlo. Tal y como practican su fe, se diría que el cristianismo es una religión triste, que está reñida con cualquier tipo de alegría. Seguro que si pensamos un poco, encontramos personas de este tipo a nuestro alrededor. Todo es penitencia, todo es dolor, todo es como un sufrir permanente. Y viven con la amenaza constante de la condenación. La vida se convierte en una cuesta arriba continua, una pendiente resbaladiza donde amenaza siempre la caída en el pecado.


Pero “¿es que pueden guardar luto los amigos del esposo, mientras el esposo está con ellos?” Y nosotros sabemos seguro que el Señor resucitó, que su resurrección es esperanza de vida para nosotros. Si algo tenemos claro los que creemos en Jesús es que “tanto amó Dios al mundo que entregó a su hijo para salvarnos”. Y el amor de Dios es por supuesto más fuerte que cualquiera de nuestros pecados. Ahora ya no estamos solos. Tenemos un compañero de camino, Jesús, que conoce nuestras debilidades, que se hizo uno de nosotros, que nos salva allá donde nosotros no vemos ninguna posibilidad.


De repente, se nos hace claro que el cristiano no puede ser pesimista, que el optimismo, la esperanza y la sonrisa están en su ADN, hasta en el peor de los momentos. Porque creemos en Jesús y él es nuestra esperanza. Nuestra vida ya está en otra dimensión. La gracia está actuando en nosotros, aunque no veamos nada. Conclusión: vamos a tirar por la borda todo lo que huela a pesimismo, tristeza o angustia en nuestra vida. Y vamos a vivir llenos de esperanza, con la sonrisa en el rostro. Porque Dios está con nosotros y no nos va a dejar de su mano. Nunca.

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