viernes, 11 de julio de 2025

San Benito, abad

Primera Lectura

Lectura del libro de los Proverbios 2,1-9:

Hijo mío, si aceptas mis palabras y conservas mis consejos, prestando oído a la sensatez y prestando atención a la prudencia; si invocas a la inteligencia y llamas a la prudencia; si la procuras como el dinero y la buscas como un tesoro, entonces comprenderás el temor del Señor y alcanzarás el conocimiento de Dios. Porque es el Señor quien da sensatez, de su boca proceden saber e inteligencia. Él atesora acierto para los hombres rectos, es escudo para el de conducta intachable, custodia la senda del deber, la rectitud y los buenos senderos. Entonces comprenderás la justicia y el derecho, la rectitud y toda obra buena.

Palabra de Dios


Salmo 33,R/. Bendigo al Señor en todo momento


Santo Evangelio según san Mateo 19,27-29:

En aquel tiempo, dijo Pedro a Jesús: «Nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar?»

Jesús les dijo: «Os aseguro: cuando llegue la renovación, y el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, también vosotros, los que me habéis seguido, os sentaréis en doce tronos para regir a las doce tribus de Israel. El que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, mujer, hijos o tierras, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna.»

Palabra de Dios

Compartimos:

Seguimos a vueltas con la historia de José, que no solo perdona a sus hermanos, sino que les pide que traigan a su padre a Egipto. Esta escena es súper emotiva: Jacob, junto con sus hijos, nietos y todas sus cosas, se muda a Egipto. Este momento marca el inicio de la estancia del pueblo elegido en tierras extranjeras, una historia que tendrá su regreso épico siglos después, cuando Moisés los guíe en el famoso éxodo hacia la tierra prometida.


Lo más increíble es que Dios, en su mensaje de ánimo al anciano Jacob, ya le asegura el regreso: «No tengas miedo de ir a Egipto, porque allí te convertiré en un pueblo grande: yo bajaré contigo y también te haré subir». Es imposible no emocionarse con el reencuentro entre Jacob y su hijo José, después de tantos años pensando que lo había perdido para siempre. ¡Qué momento tan poderoso y lleno de esperanza! Ojalá tengamos la certeza, como Jacob y José, de que Dios está siempre con nosotros, aunque estemos “perdidos” en “tierras extrañas”.


En esta línea, Jesús nos recuerda en el Evangelio que tendremos dificultades: “os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes, por mi causa”. Pero nos asegura que nunca estaremos solos en estas situaciones de dificultad porque el Espíritu Santo, el “paraklitós” (que significa “a nuestro lado”), nos asistirá siempre con su presencia y fortaleza.


Así lo sintió San Benito Abad, fundador de los Benedictinos y patriarca de los monjes de occidente que hoy celebramos como patrono de Europa. Que él interceda por todos nosotros.

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