sábado, 12 de octubre de 2024

Bienaventurada Virgen María del Pilar

Primera Lectura

Lectura del primer libro de las Crónicas (15,3-4.15-16;16,1-2):

En aquellos días, David congregó en Jerusalén a todos los israelitas, para trasladar el arca del Señor al lugar que le había preparado. Luego reunió a los hijos de Aarón y a los levitas. Luego los levitas se echaron los varales a los hombros y levantaron en peso el arca de Dios, tal como había mandado Moisés por orden del Señor. David mandó a los jefes de los levitas organizar a los cantores de sus familias, para que entonaran cantos festivos acompañados de instrumentos, arpas, cítaras y platillos. Metieron el arca de Dios y la instalaron en el centro de la tienda que David le había preparado. Ofrecieron holocaustos y sacrificios de comunión a Dios y, cuando David terminó de ofrecerlos, bendijo al pueblo en nombre del Señor.

Palabra de Dios

Salmo 26,R/. El Señor me ha coronado,sobre la columna me ha exaltado

Santo Evangelio según san Lucas (11,27-28):

En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a la gente, una mujer de entre el gentío levantó la voz, diciendo: «Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron.»

Pero él repuso: «Mejor, dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen.»

Palabra del Señor

Compartimos:

En esta fiesta de Nuestra Señora del Pilar en la que homenajeamos a la Madre de Jesús la liturgia nos regala este texto evangélico en el que Jesús homenajea a su madre dando relieve al vínculo de la fe frente al vínculo de la carne y la sangre. Y es que ésta idea racial había sido para Israel una permanente raíz de malentendidos. Se vinculaba tanto la salvación con el hecho de pertenecer al pueblo elegido, que se caía en un nacionalismo religioso excluyente. Jesús anuncia un Dios para todos, sin exclusiones, al que se llega desde la fe, no reivindicando el «pedigree» religioso. El evangelio de Juan -en especial el episodio de la samaritana-, es prototípico al respecto.


Nosotros también podemos caer en ese riesgo. «Al cielo iremos los de siempre», decía una chiste del humorista Mingote, ironizando sobre esa actitud del creyente tradicional que se fía más de la herencia recibida y las costumbres adquiridas que de la auténtica respuesta personal.


Dios no es una ‘póliza de seguros’ que se pueda conseguir a cambio de cumplir ciertos ritos o mantener ciertas conductas. Quien se acerca a Dios así corre el riesgo de manipular hasta lo más sagrado en beneficio propio. Y puede ser que tenga todos los papeles en regla, pero lo más probable es que Dios le diga: «No te conozco». Pues lo que son medios para el encuentro con Dios los ha convertido en arneses y correas para sentirse seguro. Y lo que son vías para recibir la justicia salvadora los han transformado en sistemas para sentirse justo, para autojustificarse.


Este fue el conflicto religioso de fondo con los fariseos: El pasaje del fariseo y el publicano cuando oran en el templo nos indica por donde van las preferencias de Dios.


Por tanto, universalismo sin excluisones, apertura, humildad de corazón, sentirse herederos de un don gratuito. Para que Jesús no tenga que volvernos a decir: «los publicanos y las prostitutas os precederán en el reino de los cielos…»

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