lunes, 26 de agosto de 2024

Primera Lectura

Comienzo de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (1,1-5.11b-12):

Pablo, Silvano y Timoteo a los tesalonicenses que forman la Iglesia de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo. Os deseamos la gracia y la paz de Dios Padre y del Señor Jesucristo. Es deber nuestro dar continuas gracias a Dios por vosotros, hermanos; y es justo, pues vuestra fe crece vigorosamente, y vuestro amor, de cada uno por todos y de todos por cada uno, sigue aumentando. Esto hace que nos mostremos orgullosos de vosotros ante las Iglesias de Dios, viendo que vuestra fe permanece constante en medio de todas las persecuciones y luchas que sostenéis. Así se pone a la vista la justa sentencia de Dios, que pretende concederos su reino, por el cual bien que padecéis. Nuestro Dios os considere dignos de vuestra vocación, para que con su fuerza os permita cumplir buenos deseos y la tarea de la fe; para que así Jesús, nuestro Señor, sea glorificado en vosotros, y vosotros en él, según la gracia de Dios y del Señor Jesucristo.

Palabra de Dios

Salmo 95,R/. Contad las maravillas del Señor a todas las naciones

 Santo Evangelio según san Mateo (23,13-22):

En aquel tiempo, habló Jesús diciendo: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el reino de los cielos! Ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que quieren. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que viajáis por tierra y mar para ganar un prosélito y, cuando lo conseguís, lo hacéis digno del fuego el doble que vosotros! ¡Ay de vosotros, guías ciegos, que decís: «Jurar por el templo no obliga, jurar por el oro del templo sí obliga»? ¡Necios y ciegos! ¿Qué es más, el oro o el templo que consagra el oro? O también: «Jurar por el altar no obliga, jurar por la ofrenda que está en el altar sí obliga.» ¡Ciegos! ¿Qué es más, la ofrenda o el altar que consagra la ofrenda? Quien jura por el altar jura también por todo lo que está sobre él; quien jura por el templo jura también por el que habita en él; y quien jura por el cielo jura por el trono de Dios y también por el que está sentado en él.»

Palabra del Señor

Compartimos:

Vamos a ser sinceros: Hay días en que Jesús parece que se nos pone imposible. El Evangelio de hoy es uno de ellos. Frente a la imagen edulcorada de algunas imágenes de Jesús, todo rodeado de brillos y lanzando rayos a su alrededor que se supone que son de amor porque su cara tiene una expresión cuasi-beatífica, hoy podemos decir que lanza rayos pero no precisamente de amor sino de fuego.


Los letrados, los especialistas en la ley y su interpretación, y los fariseos, aquel grupo dentro del mundo judío que pretendía llevar la fidelidad a la ley hasta el extremo y para ellos pretendían cumplir hasta la última letra de la ley, son el objeto de los rayos de Jesús. De entrada les lanza un insulto sin ambages, sin sutilezas, sin rodeos. Jesús no les lanza una indirecta más o menos amable. Directamente les acusa de “hipócritas”. Eso según el Diccionario de la Real Academia es ser “embustero, farsante, mentiroso, falsario, falso, impostor”. La acusación fundamental es que ni entran ni dejan entrar. Con su obsesión por cumplir la norma hasta el último detalle, se olvidan del sentido, del corazón, de la norma. Incluso manipulan la norma para, cumpliéndola, no servir a Dios sino a sus propios intereses ocultos (hasta para quitarle el dinero a las viudas…).


Hay que tener cuidado que no nos pase a nosotros. Primero, porque Jesús nos va a llamar hipócritas con todas las letras. Y segundo porque nos quedamos fuera, nos perdemos lo más importante de su mensaje: se trata de amar, de hacer familia, de atender a los más necesitado.


Hoy celebramos a Santa Teresa de Jesús Jornet e Ibars. Es la fundadora de las Hermanitas de los ancianos desamparados. No era ni letrada ni farisea. Directamente puso manos a la obra. Ella supo entender lo más importante del Evangelio, que no está en contar las velas que debe haber en el altar para la celebración de la misa –algo muy muy secundario–, sino en abrir las manos y el corazón a las necesidades de nuestros hermanos y

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