martes, 22 de febrero de 2022

Persecución religiosa en España: Sor Isabel Sánchez Romero O.P, asesinada por ser religiosa y no blasfemar,

 

Isabel Sánchez Romero nació en una casa de campo del término municipal de Huéscar, (granada) en 1860.

Ingresó en el monasterio de la Madre de Dios, Dominicas, en Huéscar, a los 17 años, como hermana cooperadora o Hermana de Obediencia y tomó el nombre de Sor Isabel. Era humilde, obediente, silenciosa y trabajadora. Tenía desde joven una rara enfermedad que le cubría el cuerpo de llagas, por lo que no podía asumir responsabilidades fijas. Ejercía de auxiliar de todas las hermanas cuando la enfermedad se lo permitía. Jamás se le oyó una queja de su lastimosa situación. Sin duda buena preparación para sufrir la persecución religiosa, como lo advirtió a la comunidad el director de los ejercicios espirituales, un mes antes de estallar la guerra.

En los primeros días tras el Alzamiento, Huéscar estuvo controlada por elementos leales al Alzamiento, bien que muy en precario, hasta que a principios de Agosto un avión frentepopulista bombardeó la localidad, momento en que fuerzas de tal signo lograron ocuparla, lo que obligó a las 14 monjas a abandonar el monasterio, refugiándose cada cual donde mejor pudo, normalmente en casas de familiares o conocidos.

El 15 de Febrero de 1937, registraron la casa donde se alojaba sor Isabel. La detuvieron y la condujeron al calabozo. Por la noche, los milicianos quisieron obligarla a blasfemar bajo amenaza de muerte: sor Isabel respondió con jaculatorias. En castigo, fue duramente maltratada quedando semimuerta (tenía 76 años), tendida en el suelo sobre su propia sangre. A la mañana siguiente, dado que su mal estado le impedía subir al camión en que querían llevarla fuera de la localidad junto con otros presos, la cogieron entre varios y, sin piedad alguna, la arrojaron en el vehículo.

Llegado el camión a las puertas del cementerio, fueron bajando a los presos y fusilándolos. Uno de ellos era Florencio, sobrino de Sor Ascensión, cuya vida salvaría, según le dijeron, si la monja blasfemaba. No lo consiguieron, por lo que tuvo que contemplar el fusilamiento del sobrino.

Al final, en vez de fusilarla optaron por poner su cabeza sobre una piedra y con otra machacarle el cráneo. Era el 16 de Febrero de 1937.


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