sábado, 5 de agosto de 2017

MODOS DE ORAR DE SANTO DOMINGO DE GUZMÁN (Los nueve modos de orar)

Versión Castellana del siglo XIV
El octavo modo de orar

Era otro modo de orar a nuestro padre santo Domingo fermoso e devoto e grato.
Después de las horas canónicas e después de las graçias que se fazen comúnmente después de comer, el mesurado e devoto padre con spíritu de devoción, el qual spíritu tomara de las palabras de Dios que se cantaban en el choro o en el refectorio, luego se ponía en algún logar solo, en la çella o en otro logar para leer o orar fablando consigo e stando con Dios.

E posábase tan quieto e abría algún libro ante la su cara e signábase del signo de la cruz, e leya e aconsolábase en la su voluntad muy dulçemente, assy como sy oyesse al Sennor Dios fablar, assy como se dize en el psalmo: Audiam quid loquatur in me Dominus Deus, ca fablará paçem in plebem suam, “Oyré lo que fablará en mí el Sennor Dios, ca fablará paz en el su pueblo e sobre los sus santos e en aquellos que se tornan al su coraçón” (Sal 85, 9).

E assy commo sy disputasse con otro compannero con gesto e con voluntad, agora paresçía con furia, agora quieto e oydor sannoso, e luchar e reír e llorar e aguzar la cara e fincar los oios e amansar, e luego fablar en silençio e ferir en los pechos. Sy alguno curase de lo ver ocultamente, pareçíale padre santo Domingo assy commo Moysés quando entraba al medio del desierto, e mirasse la çarça arder e al Sennor fablar e a sy mesmo humillar (Ex 3, 1s). E tan súbito este prophético siervo de Dios era levantado de la lección a la oración e de la oración a la contemplación. E leyendo assy solo, onraba el libro e enclinábase al libro e besaba el libro algunas vezes, mayormente sy era código de los evangelios o sy leya las palabras que el Sennor Iesu Cristo por su boca dezía.

Algunas vezes tornaba la cara e ascondíala. Algunas vezes ponía la cara en las sus manos e cobríala un poco colgando la capiella sobre los oios. E entonçe se fazía todo affligido e pleno de deseo, e assy commo que daba graçias a la exçellente persona de los benefiçios reçebidos, e levantábase un poco con reverençia e enclinaba.E, todo aconsolado e quieto en sy mesmo, otra vez tornaba a leer en el libro, según paresçe en esta figura:



Versión Castellana del siglo XIV
Modo noveno
Este tal modo guardaba padre santo Domingo mudándose de tierra en tierra, e mayormente quando estaba en algún yermo e jugaba con sus meditaciones en la su contemplación.

E dezía algunas vezes a los sus companneros en el camino: - Scripto es en el propheta Osee: “traherla he al yermo e fablaré al su coraçón” (Os 2, 14).

E algunas vezes se apartaba del conpan<n>ero e se yba delante, o se quedaba las más vezes detrás gran trecho, lueñe. E yendo oraba contra suso e andaba, e en la su meditación ençendíase fuego (Sal 39, 4). E esto le venía en tal oración, assy[sy] commo sy sacudiese las sçentellas o las moscas de la su cara, e por esso se signaba muchas vezes con el signo de la cruz.

Cuydaban los frayres que en este modo de orar ganó el santo pad<r>e conplimiento de santa Scriptura, e la miel e el grano de su entendimiento, e la occulta familiaridad del Spíritu Santo en conosçer las cosas ascondidas e occultas.

Una vegada conteció –que trayamos una cosa de muchas que dexamos-, el diablo vino a la iglesia de los frayres predicadores en Bolonia en manera de mançebo <que> tenía costumbres vanas e [locas] loçanas, e demandó un confessor. E traxiéronle uno a uno fasta çinco sacerdotes, agora uno e agora otro. E fue esta la razón, ca assy ensuzió e enflamó e enoió al primero con sus palabras, que levantose de la confessión e non le quiso oyr fasta el fin aquellas abhominaciones. E assy fizo el segundo e el terçero e el quarto e el quinto. Callando se yban e nunca quisieron revelar esta confessión, porque, de la parte de los confessores que oyan aquella confessión, sacramental era, magera que el diablo la fazía.

Entonçe santo Domingo era en el convento presente. Allegose a él el sacristán, querellándose contra los sacerdotes, porque çinco non pudieron oyr un pecador. Dixo al bendito padre santo Domingo, e díxole:

-Mas grande scándalo es; predican los frayres sacerdotes penitençia, e non quieren a los pecadores poner penitençia.

E levantose padre Domingo de la lección e oración e contemplación, pienso que sabidor ya de aquel negoçio, e vino oyr la confessión del diablo. E como entró en la yglesia, allegose a él el diablo e luego lo conosçió el santo padre, e díxole:

- O maligno spíritu, ¿por qué tientas, pruebas, los siervos de Dios con esta enfingida piedad?

E maltráxelo muy duramente, e el diablo allí luego desapparesçió e dexó la eglesia con gran fedor, olor de piedra sufre. E luego fue aplacado el sacristán sobre el desdén [que el diablo demostraba e escarnio] contra los sacerdotes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.