“¡Poneos en camino!”, fueron las palabras del Evangelio del día y también la invitación que resonó en el corazón de los siete novicios que, en la fiesta de San Lucas Evangelista, sábado 18 de octubre, recibieron el hábito de la Orden de Predicadores en el convento de Santo Tomás de Aquino de Sevilla.
Los nuevos novicios son:
Fray Johan José Araujo Serrano, fray Alcides Javier Chamorro, fray Liosdany Rafael Cidrón Jiménez, fray Eddy Berthos Harilala, fray Darío Esono Nsogo Bindang, fray Pablo Añorbe Montesinos y fray Guillermo Valentín Seguí Madera. Todos vivieron el rito con emoción, gratitud y la conciencia de que este gesto sencillo marca un antes y un después en su camino vocacional.
La ceremonia, presidida por Fr. Javier Carballo, O.P., provincial de la Provincia de Hispania, estuvo marcada por el silencio, la oración y la alegría contenida de quienes ven cumplirse una promesa. “Vestir el hábito, no es una simple vestidura externa, sino un acto de conversión: dejar que lo que Dios ha obrado dentro comience a hacerse visible fuera”.
Entre los momentos más significativos, los novicios destacan el abrazo con fray Javier Carballo, vivido como un signo de acogida real en la Orden. “Fue el momento en que sentí de verdad que la Familia Dominicana nos abría los brazos”, comenta uno de ellos.
Durante la homilía, Fr. Javier Carballo recordó el sentido de la palabra hábito: “hábito” tiene otro sentido, digamos, más interno: los hábitos de vida, las actitudes profundas, los comportamientos arraigados, las costumbres que uno ha ido haciendo suyas y quedan grabadas a fuego marcando nuestro carácter y personalidad.
Otro de los momentos más recordados fue la invocación del rito: “Pedimos la misericordia de Dios y de los hermanos.” Tal como subraya Fr. Javier Aguilera, submaestro del noviciado, “hoy la pedimos nosotros; mañana otros la pedirán de nosotros”. Una cadena de misericordia que se prolonga en el tiempo y une a los predicadores de todas las generaciones.
La presencia de frailes de distintos vicariatos, familiares, hermanas contemplativas y misioneros de Selvas Amazónicas dio al día un aire de familia extensa. “Vestir el hábito es entrar en esa historia común, en una fraternidad que no uniformiza, sino que unifica”.
El blanco del hábito simboliza la luz de la verdad contemplada, y el negro, el recogimiento del estudio y la oración. Ambas dimensiones expresan el ideal dominicano: contemplata aliis tradere, “dar a otros lo contemplado”.
“Que nuestro hábito no sea un adorno, sino una memoria viva del Evangelio”, dicen los nuevos novicios, “un recordatorio de la fraternidad que nos acoge y de la compasión que un día deberemos ofrecer a los que vengan detrás”.
Fr. Liosdany Rafael Cidrón Jiménez, O.P.

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