domingo, 8 de septiembre de 2024

Acordaos,


oh piadosísima Virgen María, 
que jamás se ha oído decir 
que ninguno de los que han acudido 
a tu protección, 
implorando tu asistencia 
y reclamando tu socorro, 
haya sido abandonado de ti.
 
Animado con esta confianza, 
a ti también acudo, oh Madre, 
Virgen de las vírgenes, 
y aunque gimiendo 
bajo el peso de mis pecados, 
me atrevo a comparecer 
ante tu presencia soberana. 

No deseches mis humildes súplicas, 
oh Madre del Verbo divino, 
antes bien, escúchalas 
y acógelas benignamente.
 Amén





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