viernes, 25 de noviembre de 2022

 El dolor extendido por tu cuerpo,


sometida tu alma como un lago,

vas a morir y mueres por nosotros

ante el Padre que acepta perdonándonos.


Cristo, gracias aún, gracias, que aún duele

tu agonía en el mundo, en tus hermanos.

Que hay hambre, ese resumen de injusticias;

que hay hombre en el que estás crucificado.


Gracias por tu palabra que está viva,

y aquí la van diciendo nuestros labios;

gracias porque eres Dios y hablas a Dios

de nuestras soledades, nuestros bandos.


Que no existan verdugos, que no insistan;

rezas hoy con nosotros que rezamos.

Porque existen las víctimas, el llanto.

Amén

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