miércoles, 22 de abril de 2020

AUDIENCIA GENERAL

Queridos hermanos y hermanas:

Hoy celebramos la 50ª Jornada mundial de la Tierra, y en línea con la Encíclica Laudato si’, deseo reflexionar sobre el compromiso que tenemos de protegerla y que caracteriza nuestro «paso por esta tierra».

No somos sólo materia, sino que llevamos también el “aliento de vida” que procede de Dios, y vivimos en este mundo como una única familia humana, en medio de la biodiversidad de las criaturas del Señor. Creados a imagen y semejanza de Dios, estamos llamados a cuidar y respetar todas sus criaturas, pero con especial amor y compasión a nuestros hermanos, sobre todo a los más débiles, imitando el amor que Dios nos tiene y nos manifiesta en su Hijo Jesús.

Por nuestra culpa, la tierra ha sufrido un gran deterioro, la hemos dañado y la hemos saqueado; no la hemos sabido respetar ni cuidar, ni tampoco a nuestros hermanos y hermanas. Hemos olvidado que somos custodios y administradores, y hemos ofendido al Padre bueno que vela sobre todas sus criaturas. La presente pandemia nos está enseñando que sólo si estamos unidos y haciéndonos cargo los unos de los otros, podremos superar los actuales desafíos globales y cumplir la voluntad de Dios que quiere que todos sus hijos vivan en comunión y prosperidad.

Saludos:

Saludo cordialmente a los fieles de lengua española que siguen esta catequesis a través de los medios de comunicación social. En estos días iluminados por la Resurrección del Señor Jesús, pidámosle que con su Espíritu vivificante renueve todas las cosas, nos conceda encontrar el sentido del santo respeto por la tierra y estar más atentos a las necesidades de todos los hermanos. Que Dios los bendiga.

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