martes, 24 de diciembre de 2019

La Navidad es la sonrisa de Jesús



En nuestra Navidad no puede ser una ausencia del mismo Jesús: ¡Jesús! ¡En la Navidad nos juntamos a celebrar el nacimiento de Nuestro Señor ! Si ponemos el eje en nosotros mismos, es posible que la pasemos mal.

Si ponemos el eje en los otros, nos va a costar mucho fingir un estado de ánimo que no tenemos. Pero si ponemos la mirada en Jesús, entonces todo se hace más llevadero. «Todo lo puedo en Aquél que me conforta» (Fil 4, 13). «Conocer a Jesús para vivir en Jesús».

¿Tenemos una pelea en la Familia? ¡Llevémosla al Niño Dios! ¿Tenemos a alguien que se ha alejado de nosotros? ¡Pongámoslo en las manos de Mamá María! ¿Hay divisiones en nuestra familia? ¡Pues dejemos que la Sagrada Familia se haga cargo!

Si  de veras queremos sanar nuestros corazones, si ponemos a Jesús en el centro de la Navidad, y nos preparamos espiritualmente para su nacimiento, entonces sí es posible que Jesús nazca en nuestros corazones. Si Jesús pudo nacer al lado de un buey y un burro, ¿Cómo no va a nacer dentro del corazón del burro más grande que soy yo?

Su venida para amar

El tiempo de Navidad son tiempos especiales para dar amor. Si podemos tener la actitud de Jesús, que siendo rico se hizo pobre, y que siendo Todo se hizo casi nada, entonces tendremos garantizada una Navidad plena de alegría y amor.

El papa Francisco dijo, el primer domingo de Adviento: «Jesús nos exhorta a estar preparados para su venida […] velar no significa tener los ojos materialmente abiertos, sino tener el corazón libre y orientado en la dirección correcta, es decir, dispuesto a donar y a servir. El sueño del que debemos despertar está constituido por la indiferencia, por la vanidad, por la incapacidad de instaurar relaciones genuinamente humanas, de hacerse cargo del hermano solo, abandonado o enfermo».

Como propósito para este tiempo podríamos ponernos a rezar por aquellos que nos hirieron. O pedir perdón a aquellos a los que nosotros herimos. Visitar a los presos en la cárcel o visitar a los enfermos en los hospitales. Ser nosotros mismos «un poco Jesús», y llevar su mensaje de paz, de amor, de reconciliación para que esta Navidad sea verdaderamente una Santa Navidad.

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