miércoles, 15 de mayo de 2019

«Nos da vergüenza reconocer que necesitamos más de Dios»

Telemadrid inició sus emisiones hace 30 años, el 2 de mayo de 1989. Uno de los espacios que ha marcado su andadura es Madrid Directo, asociado siempre al rostro de Inmaculada Galván (Madrid, 1963). La periodista, que ha cubierto desde la dedicación de la Almudena hasta la JMJ 2011, subraya que la fe de los madrileños es «¡grande!»

Telemadrid cumple 30 años, ¿qué sabor deja esta historia?

Me deja sabor a esfuerzo y dedicación. Pero, además, me deja sabor a casa, a mi casa.

Madrid Directo echó a andar apenas cuatro años después, en 1993, con usted al frente. ¿Cómo fueron aquellos inicios?

Duros pero emocionantes. Trabajábamos muchas horas al día en un programa con nueve conexiones en directo. En España solo se había hecho en jornadas electorales. Teníamos poca experiencia pero éramos más jóvenes.

El formato ha sido exportado e imitado, ¿dónde radica su éxito?

La gente nos dice lo que quiere ver y saber. Siempre nos hemos nutrido de llamadas, cartas… y ahora mensajes de WhatsApp y Twitter. Es información rigurosa pero no encorsetada.

Los madrileños asocian su rostro a la casa y a la información del día a día. ¿Qué noticias cuesta más dar?

Cualquier suceso es duro. He sufrido mucho con el terrorismo o con cada noticia de maltrato a ancianos. Ahora me descompongo cada vez que tengo que hablar de violaciones… No lo soporto.

¿Su marido y sus hijas son sus espectadores más exigentes?

¡Qué va! Mis hijas descubrieron que salía en la tele porque se lo dijeron los amigos. De pequeñas no me veían… y yo creo que ahora tampoco [se ríe].

Entre sus tareas en Telemadrid, cubrió la dedicación de la Almudena hace 25 años. ¿Qué recuerdos guarda? ¿Le impresionó ver a san Juan Pablo II?

Fueron tres días de visita calurosos y agotadores, pero también gratificantes. ¿A alguien no le ha impresionado ver a Juan Pablo II en plena forma?

También se encargó de las retransmisiones de la JMJ de 2011. ¿Cómo fue la experiencia?

La retransmisión fue en TRECE. Hicimos el programa más largo del mundo. Así se llamaba porque cubrimos el evento durante 14 días sin parar. No sabíamos si volvíamos a casa o dormíamos en un sofá en la tele. Aún recuerdo esa noche en Cuatro Vientos, con un temporal repentino que nos hacía volar, al padre Javier Alonso y a mí subidos en un practicable. Hubo mucho Espíritu Santo…

La gente se vuelca con estas celebraciones. ¿Cómo es la fe de los madrileños?

¡Grande! En una ciudad como Madrid cada vez necesitamos más de Dios. Sin Él somos hombres muertos, sin vida. La pena es que nos dé vergüenza reconocerlo.

Imagino que usted tendrá algo de cariño a la Almudena porque la nombraron esclava de honor en septiembre… y con san Isidro y la Paloma se encuentra todos los años. ¿Tiene alguna otra imagen a la que guarde devoción?

Teniendo en cuenta que la Virgen es la misma siempre, diría que a la Inmaculada Concepción y a la Virgen de Fátima, a la que ofrecí a mis hijas al nacer. En casa todos tenemos impuesto el escapulario del Carmen.

¿Qué pediría ahora?

Qué venga a recogerme en el último momento…

Rodrigo Pinedo

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