domingo, 17 de febrero de 2019

Vivir en compromiso y en conciencia


               El mensaje de Jesús es para todos. Los católicos hemos de adquirir un compromiso radical, exigido en los momentos fundacionales del cristianismo: somos  los portadores de un mensaje de redención y, por consiguiente, seguimos siendo los que proporcionamos al ser humano la esperanza de una existencia vivida con la dignidad que corresponde a la condición del hombre proclamada por Jesús...

                Quizá convendría empezar ya a dar respuesta a tan graves acusaciones, porque son falsas y porque son parte de una amplia ofensiva política y cultural contra el catolicismo en España. Conviene por los menos, recordar que el protestantismo no creó una mentalidad activa, productiva, laboriosa, frente a la indolencia del catolicismo. Lo que forjó la doctrina luterana fue el individualismo de quienes, entregados a la hipertrofia de la fe, parecían estar menos disponibles para la esperanza y nada inclinados a la caridad. No es cierto que el protestantismo fomentara el trabajo y el catolicismo diera rienda suelta a la pereza. La diferencia se encuentra en otro lugar: la Reforma era hija y fue madre de un individualismo feroz. El catolicismo continuó siendo hijo y progenitor del humanismo.

                En la respuesta a ese esfuerzo constante por desprestigiar nuestra fe, que en su delirio llega ahora a considerarnos  incluso responsables últimos de la crisis española, alcemos nuestra voz, ofrezcamos argumentos, presentemos una abrumadora documentación que desmiente tales injurias. Pero empecemos a ser serenos, pero firmes defensores de una tradición. Empecemos a manifestar que nuestra alegría no es solo la posesión de la fe, sino nuestro compromiso con una promesa realizada hace ya dos mil años: que quienes tienen hambre y sed de justicia habrán de ser saciados.

Fernando García de Cortázar

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