Versión Castellana del siglo XIV
El tercer modo de devoción e oración de Padre Santo Domingo
Por esta razón santo Domingo se levantaba de tierra e dábase disçiplina con una cadena de fierro, diziendo: Disciplina tua correxit me in finem, “la tu disçiplina me corregió por sienpre” (Sal 18, 36).
E de ally toda la Orden statuyó e ordenó que todos los frayres en memoria del enxienplo de santo Domingo, onrándolo e diziendo el psalmo Miserere mei, Deus o De profundis, reçibiessen en todos los días feriales después de completas con vergetas de minbres sobre el ombro desnudo disciplina por las sus culpas propias o por las ajenas de cuyas elimósinas viven.
E de este santo enxienplo non se debe nenguno arredrar por innoçente que sea.
Versión Castellana del siglo XIV, Modo cuarto
Después de esto, santo Domingo ante el altar en la eglesia o en el capítulo, enclinado el vultu al cruçifixo, con grande acatamiento oteaba al cruçifixo, fincados los ynoios, otra e otra ves e cient vezes. E bien algunas vezes desde completorio fasta la media noche, agora levantándose, agora genollándose, assy commo san Paulo apóstolo e assy commo el leproso del evangelio que dezía, el genollo fincado: Domine, sy vis potes me mundare, “Sennor, si quieres, puedes me alinpiar” (Mc 1, 40). E assy commo sant Esteban, puestos los genollos en tierra, llamó con gran voz e dixo: “Sennor, non le cuentes este peccado” (Hch 7, 59).
Estaba en santo Domingo padre grande fiuza de la misericordia de Dios, por sy e por todos los peccadores, e por conservación de los frayres noviçios, los cuales enviaba a predicar palabra de salud e a salud de las ánimas e conversión.
E non podía, algunas vegadas, detener la voz, mas oyanla los frayles cuando dezía: “A ty, Sennor, llamaré. Non calles a mí, que cuando callaras de mí paresceré a los que desçenden en el lago” (Ad te Domine clamabo, ne sileas a me, etc.[Sal 28, 1]), e otras palabras de la santa Scriptura. Algunas vezes fablaba en el su coraçón, e la voz non la oyan (1 Sm 1, 13). E folgaba en aquel star de ynoios, maravillado en el coraçón, algunas vezes prolongado tienpo. E algunas vezes en aquella manera de orar paresçía en el su gestu que con el coraçón passaba los cielos, e luego paresçía spaçioso en gozo e allinpiándose las lágrimas que le corrían. Paresçía como se ponía en gran desseo alegre, assy commo el que viene con muy gran sed quando viene a la fuente, e assy commo el peregrino quando viene açerca de la posada e cuando allega a la su tierra. E convalesçía e esforçábase e mucho conpuestamente açerca de la honestidad se movía, levantándose contra suso e genollándose.
E tanto era acostumbrado genollar, fincar los ynoios, que en el camino e en las possadas después de los trabaios de los caminos e quando los otros dormían en el camino e se folgaban, así commo acostumbrado a la su arte e al su singular ofiçio, se tornaba a las enclinaciones e genollaciones.
Con este enxienplo, ensennaba los frayres más por obra que por palabra, en esta manera que aquí está por figura que se sigue. Este es el más común modo de orar que padre santo Domingo fazía e más devoto, e que más los santos usaron sin peligro corporal e sin cansac[i]ón.
Versión Castellana del siglo XIV
El quinto modo de orar
Estaba algunas vezes padre santo Domingo delante el altar quando estaba en el convento, todo el cuerpo enfiesto sobre los sus pies non arrimado nin allegado a otra cosa, teniendo algu<n>as vezes las manos tendidas ante los sus pechos en man<era> de libro abierto. E assy se había en la manera star enfiesto assy commo si leyesse ante el Sennor Dios con gran reverençia e dovotamente. Paresçía entonçe que en la oración pensaba las palabras de Dios e assy commo sy a sy mesmo dulçemente las contasse. Acostumbró en sy bien aquella manera del Sennor, que se lee en Luchas, silicet quod intravit, entró Iesu Cristo según la su costumbre un día sábbado en la sinoga, e levantose leer (Lc 4, 16). E en el psalmo se lee: “Estudo enfiesto en silençio en pies, e cesó la ira e furor” (Sal 106, 30).
Algunas vezes juntaba las manos, tendiéndolas ante los oios fuertemente restringidas constringendo a sy mesmo. Algunas vezes las manos e los hombros levantaba, según que es costumbre al sacerdote quando dize la missa, assy commo sy quisiesse fincar las oreias a entender con más diligençia alguna cosa que otro dixiesse.
Entonçe pensarías, si viesses la devoción del que está en pies orando al çielo derecho, pensarías veer el propheta con el ángel o con Dios, cuándo fablando, agora oyendo, agora cuydando en silençio de estas cosas que le fuessen reveladas.
E sy, quando estaba en el camino, furtaba algún tienpo ascondidamente para orar, stando en sus pies con toda voluntad súbitamente oraba en el çielo, e luego le oyrías fablar tan dulçemente e muy delicadamente alguna palabra de la medulla del dulçor de la santa Scriptura, que paresçía que las oya de la fuente del Salvador (Is 12, 3).
E con este enxienplo los frayres mucho eran amonestados e movidos ante la faz de su padre e su maestro, e más devotos muy bien se enformaban a orar con reverençia e continuamente, sicut oculi ançille in manibus domine sue, “assy commo los oios de la servidora en las manos de la su sennora e assy commo los oios de los servidores en las manos de los sus sennores” (Sal 123, 2).
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