miércoles, 25 de octubre de 2017

AUDIENCIA GENERAL DEL PAPA FRANCISCO

Queridos hermanos y hermanas: ¡buenos días!

Esta es la última catequesis sobre el tema de la esperanza cristiana, que nos ha acompañado desde el comienzo de este año litúrgico. Y terminaré hablando del paraíso, como meta de nuestra esperanza.

“Paraíso” es una de las últimas palabras pronunciadas por Jesús en la cruz y está dirigida al buen ladrón. Observemos un momento esa escena. En la cruz, Jesús no está solo. Junto a él, a la derecha y a la izquierda, hay dos delincuentes. Tal vez, pasando ante aquellas tres cruces izadas en el Gólgota, alguien lanzó un suspiro de alivio, pensando que finalmente se hacía justicia condenando a muerte a gente así.

Al lado de Jesús también hay un reo confeso: uno que reconoce que ha merecido ese terrible suplicio. Lo llamamos el “buen ladrón”, que, al contrario del otro, dice: Nosotros recibimos lo que hemos merecido por nuestros hechos (cf. Lc 23,41).

En el Calvario, en ese viernes trágico y santo, Jesús llega  al extremo de su encarnación, de su solidaridad con nosotros, pecadores. Allí se cumple  lo que el profeta Isaías había dicho del Siervo doliente: “Fue contado entre los malhechores” (53:12; Lc 22:37).

Es allí, en el Calvario, donde Jesús tiene la última cita con un pecador, para abrirle, también a él, las puertas de su Reino. Esto es interesante: es la única vez que la palabra “paraíso” aparece en los evangelios. Jesús se lo promete un “pobre diablo” que en el madero de la cruz tuvo el valor de hacerle la más humilde de las peticiones: “Acuérdate de mí cuando entres en tu reino” (Lc 23,42). No tenía buenas obras que ofrecerle, no tenía nada, pero confíaba en Jesús,  al que reconoce como inocente, bueno, tan diferente de él (v. 41). Fue suficiente esa palabra de humilde arrepentimiento para tocar el corazón de Jesús.

El buen ladrón nos recuerda nuestra verdadera condición ante Dios: Que somos hijos suyos, que siente compasión por nosotros, que está desarmado cada vez que le manifestamos la  nostalgia de su amor. En las habitaciones de tantos hospitales o en las celdas de las prisiones este milagro se repite infinidad de veces: no hay nadie, por muy mal que haya vivido, al  que solo le quede la desesperación y le esté prohibida la gracia. Ante Dios todos nos presentamos con las manos vacías, un poco como el publicano de la parábola que se había puesto a rezar al fondo del templo (Lc 18:13). Y cada vez que un hombre, haciendo el último examen de conciencia de su vida, descubre que las faltas superan ampliamente las buenas obras, no debe desanimarse, sino confiar en la misericordia de Dios. ¡Y esto nos da esperanza, esto nos abre el corazón!.

Dios es Padre, y espera hasta el final nuestro regreso. Y al hijo pródigo que vuelve y comienza a confesar sus faltas, el padre le tapa la boca con un abrazo (véase Lc 15:20). ¡Este es Dios: nos ama así!.

El paraíso no es un lugar fabuloso, ni tampoco un jardín encantado. El Paraíso es el abrazo con Dios, Amor infinito, y entramos gracias a Jesús, que murió en la cruz por nosotros. Donde está Jesús, hay misericordia y felicidad; sin Él hay frío y tinieblas. En la hora de la muerte, el cristiano repite a Jesús: “Acuérdate de mí”. E incluso si no hubiera nadie que se acordase de nosotros, Jesús está allí, a nuestro lado. Quieres llevarnos al lugar más hermoso que existe. Quiere llevarnos allí con lo poco o lo tanto bueno que ha habido  en nuestras vidas, para que no se pierda nada de lo que ya había redimido. Y a la casa del Padre llevará también todo lo que en nosotros todavía necesita redimirse: las faltas y los errores de una vida entera. Esta es la meta de nuestra existencia: que todo se cumpla y sea transformado en amor.

Si creemos esto, la muerte deja de darnos miedo, y también podemos esperar en dejar este mundo con serenidad, con tanta confianza. El que ha conocido a Jesús ya no teme nada. Y también nosotros podremos repetir las palabras del anciano Simeón, bendecido por el encuentro con Cristo, después de una vida consumida en espera: “Deja ahora ,oh Señor, que tu siervo vaya en paz, conforme a tu palabra, porque mis ojos han visto tu salvación “(Lc 2,29-30).

Y en ese instante, por fin, ya no necesitaremos nada, no veremos borroso. No lloraremos más innecesariamente porque todo ha pasado; incluso las profecías, incluso el conocimiento. Pero el amor no, el amor permanece. Porque “la caridad no acaba nunca” (véase 1 Cor 13: 8).

BEATO AMBROSIO SANSEDONI,O.P

En Siena, en la Toscana, beato Ambrosio Sansedonio,dominico,que fue discípulo de san Alberto Magno, y aunque eximio en doctrina y predicación, se mostró al mismo tiempo sencillo para con todos († 1287).

Nació en Siena, el 16 de Abril de 1220, de la familia noble de Sansedoni , murió en el año 1286.

Cuando tenía un año Ambrosio fue curado de una deformidad congénita, en la iglesia dominica, de Santa María Magdalena. Mientras era niño y joven se notó su amor a la caridad, ejercitada especialmente hacia los peregrinos, los enfermos en los hospitales, y prisioneros. Entró al noviciado del convento Dominico en su ciudad natal a la edad de diecisiete años, fue enviado a París para continuar sus estudios filosóficos y teológicos bajo Alberto el Grande, y tuvo como compañero allí a Santo Tomás de Aquino. En 1248 fue enviado con Santo Tomás a Colonia donde enseñó en las escuelas Dominicas.

En el año 1260 fue uno de los misioneros del grupo de gente que evangelizaron Hungría. En 1266 Siena fue puesta bajo una interdicción por haber apoyado la causa del Emperador Federico II, luego la enemistad con la Santa Sede. Los sienenses pidieron a Ambrosio que defienda su causa ante el Pontífice Soberano, y lo hizo de manera tan exitosamente que obtuvo para su ciudad natal el perdón completo y la renovación de todos sus privilegios.

Los sienenses pronto deshicieron su alianza, una segunda vez Ambrosio obtuvo el perdón para ellos. El trajo una reconciliación entre el Emperador Conrado de Alemania y el Papa Clemente X. Cerca de esta época fue elegido obispo de su ciudad natal, pero rechazó el cargo. Por un tiempo, se dedicó a predicar sobre la Cruzada, y luego, a pedido del Papa Gregorio X, motivó los estudios, los cuáles los últimas guerras habían prácticamente suspendido para ser reanudados en el convento Dominico en Roma.

Después de la muerte del Papa Gregorio X, Ambrosio se retiró a uno de los conventos de su Orden de donde fue convocado por Inocencio V y enviado como Legado Papal a Toscaza. Restauró la paz entre Venecia y Génova, y entre Florencia y Pisa. Su nombre fue incluido en el Martirologio Romano en 1577. Sus biógrafos exhiben su vida como una de humildad perfecta. Él amaba la poesía, y muchas leyendas se cuentan sobre sus victorias acerca de tentaciones carnales. Fue renombrado como predicador apostólico. Su oratoria, simple más que elegante, era más convincente y efectiva. Sus sermones, aunque una vez fueron recopilados, ahora no existen.

lunes, 23 de octubre de 2017

EFICACIA DEL ROSARIO

A medida que el rezo del Rosario fue desarrollándose y difundiéndose a lo largo de la historia, el pueblo fiel fue dándose cuenta de su gran eficacia como oración de petición. No es simplemente que María intercede por nosotros cuando lo rezamos, que, de por sí, es lo más importante, sino que, además, entran en juego otros factores fundamentales de la oración de petición.

Se considera que hay principalmente tres motivos por los cuales Dios no atiende a nuestras peticiones. El primero nos lo advierte san Pablo:«…nosotros no sabemos cómo pedir para orar como conviene» (Rom 8,26). Efectivamente, a veces pedimos de un modo incorrecto. Esto suele estar relacionado con nuestra disposición ante Dios. Lo explica muy bien Jesús en la parábola del altivo fariseo y el humilde publicano que acuden al Templo a orar, y que acaba así: «Os digo que éste bajó a su casa justificado y aquél no. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado» (Lc 18,14).
En otras ocasiones, el error radica en el contenido de nuestra petición. Hemos de reconocer que tenemos una gran tendencia a pedir simples caprichos. Pedimos cosas que nos gustan pero que no redundan en lo importante, es decir, en el bien de la gente y en nuestra salud física y espiritual. Algo parecido les pasó a los hijos del Zebedeo, quienes, por medio de su madre, le piden a Jesús sentarse a su derecha y a su izquierda en su Reino, a lo que Él contesta: «No sabéis lo que pedís»(Mt 20,22). Su madre había hecho bien la petición, porque se arrodilló humildemente ante Jesús, pero lo que pedía no entraba dentro de la lógica del Evangelio, porque pensaba en la gloria, el honor y el poder de sus hijos. Pero después Jesús les explicó la perspectiva evangélica de lo que estaban pidiendo, que no era otra cosa que dar la vida por el Reino, y esto lo aceptaron inmediatamente ambos apóstoles. Y, así, pasados los años, Jesús satisfizo su petición.

El tercer motivo por el cual Dios parece no atender nuestras peticiones es más misterioso. Todos tenemos experiencia de haber pedido con humildad a Dios algo que es evangélicamente correcto –por ejemplo: que un amigo supere un cáncer–, pero, aparentemente, Dios no ha atendido nuestra petición. Decimos «aparentemente» porque quizás, misteriosamente, Dios sí la ha atendido, pero no lo ha hecho a nuestra manera, sino a la suya, haciendo lo que Él considera más correcto. Desgraciadamente, en muchas ocasiones, esto es difícil de saber, porque supera nuestra capacidad comprensiva. Siguiendo con el ejemplo del amigo enfermo de cáncer, si acaba muriendo a causa de esta dolencia, surge en nosotros esta desgarradora cuestión: ¿cómo es posible que Dios le haya dejado morir? Éste es un tipo de pregunta que todos, de un modo u otro, nos hemos hecho, y a la que no hemos encontrado respuesta.

Pues bien, volviendo al Rosario, podemos constatar que cuando lo rezamos correctamente y con devoción, éste nos ayuda a superar estos tres importantes problemas que surgen en la oración de petición.

Por una parte, sentimos cómo María nos acompaña en la oración, y nos ayuda a tener un corazón humilde y arrepentido, como el del fariseo. También la Virgen nos guía para que no pidamos caprichos o cosas inoportunas. Muchos de nosotros tenemos la experiencia de que cuando rezamos el Rosario nos es muy difícil pedir necedades.

No es sólo que María nos ayuda a pedir desde los valores del Evangelio, es que, sobre todo, allá donde ella está, se hace presente el Espíritu de Dios. No olvidemos que la Virgen es la «llena de gracia», la que –por medio del Espíritu de Dios– concibió a nuestro Salvador. Por eso, al orar junto a María, ella nos pone en contacto con el Espíritu Santo, que desde nuestro corazón: «…intercede por nosotros con gemidos inefables» (Rom 8,26) y «clama: ¡Abbá, Padre!» (Gal 4,6). Es decir, al rezar devotamente el Rosario, oramos en sintonía con el Espíritu Santo y, así, hacemos nuestra su oración. Una oración que asciende derecha y certeramente al Padre.

También María conoce muy bien lo que se sufre cuando las cosas no salen como nos gustaría. Ella vio morir a su inocente Hijo en la Cruz. Por eso, ella, por experiencia, sabe ayudarnos muy bien cuando nos hallamos ante una situación difícil y ante la que Dios, aparentemente, guarda silencio. En esos momentos, Maríanos anima a orar como su Hijo en Getsemaní, acabando cada una de nuestras súplicas con este deseo: «…pero no se haga mi voluntad, sino la tuya» (Lc 22,42). En efecto, el rezo del Rosario nos ayuda a poner nuestra vida en las sabias –y misteriosas– manos de Dios.

Pues bien, todo esto ha hecho que tantas y tantas personas hayan tenido –y tengan– al Rosario como principal modo de oración. También es uno de los motivos fundamentales por los que las Cofradías del Rosario se extendieron con tanta profusión. No sólo fue por la comunión espiritual que viven los cofrades o por las indulgencias que la Iglesia les concede: también ha desempeñado un papel fundamental la eficacia del rezo del Rosario, de la que dan constancia una extensa lista de acontecimientos históricos.

El más conocido es la crucial batalla de Lepanto, cuando, el 7 de octubre de 1571, la flota cristiana –en clara inferioridad– venció a la flota turca, haciendo desaparecer así su peligro, pues amenazaba con saquear las costas del Mediterráneo. No sólo el Papa san Pío V así lo reconoció expresamente. También lo hicieron las autoridades españolas y venecianas, cuyas naves intervinieron en esta batalla. Este hecho motivó que la fiesta de la Virgen del Rosario se celebre el 7 de octubre. Hay otros muchos importantes acontecimientos (naufragios, epidemias, catástrofes naturales…) en los que los protagonistas son testigos de cómo esta oración mariana fue crucial para conseguir el auxilio divino.

En efecto, el rezo del Rosario nos ayuda a pedir eficazmente lo que realmente necesitamos nosotros, u otras personas.

Nada más queda por decir, salvo una cosa: «Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores…».

domingo, 22 de octubre de 2017

ÁNGELUS DEL PAPA FRANCISCO

Queridos hermanos y hermanas: ¡buenos días!

El Evangelio de este domingo ( Mt 22,15-21) nos presenta una nueva cara a cara entre Jesús y sus oponentes. El tema es el de los impuestos a César. Una pregunta "espinoso", un tributo a César sobre la legalidad o no de pagar el impuesto al emperador de Roma, que fue objeto Palestina en el tiempo de Jesús Las posiciones eran diferentes. Por lo tanto, la cuestión planteada por los fariseos: "¿Es lícito o no pagar?" (V. 17) constituye una trampa para el Maestro. De hecho, según cómo respondiera, sería acusado de ser o estar a favor o en contra de Roma.

Pero Jesús, de nuevo, con calma responde y se aprovecha de la aplicación maliciosa para dar una lección importante, por encima de la controversia y los lados opuestos. Dice a los fariseos: "Muéstrame la moneda del tributo". Le presentan un dinero, y Jesús, mirando la moneda, pregunta: "¿Quién es esta imagen y la inscripción?" Los fariseos solo pueden responder: "De César". Entonces Jesús concluye: "Dad al César lo que es del César ya Dios lo que es de Dios" (cf. vv 19-21.). Por un lado, y la orden de regresar al emperador lo que le pertenece, a Jesús declara que el pago de la cuota no es un acto de idolatría, sino un deber terrenal autoridad; por el otro - y es aquí donde Jesús da el "golpe de alas" - recordando la primacía de Dios,

La referencia a la imagen de César, grabado en la moneda, dijo que es el derecho a sentirse completa - con derechos y deberes - ciudadanos del estado; pero simbólicamente sugiere otra imagen que se imprime en cada hombre:. la imagen de Dios es el Señor de todos, y nosotros, que hemos sido creados "a su imagen" pertenecen en primer lugar a él Jesús atrae, la demanda. postagli fariseos, una pregunta más radical y vital para cada uno de nosotros, una pregunta que nos podemos: a quien le pertenecen?Para la familia, la ciudad, los amigos, la escuela, el trabajo, la política, el estado? Sí, por supuesto. Pero antes que nada, nos recuerda a Jesús, usted pertenece a Dios. Esta es la membresía fundamental. Él te ha dado todo lo que eres y lo que tienes. Así nuestra vida, día a día, que puede y debe vivir en el re-conocimiento de esta nuestra pertenencia fundamental y re-conocimiento del corazón a nuestro Padre, que nos ha creado de forma individual, irrepetible, pero siempre de acuerdo a la imagen de su amado Hijo, Jesús. Es un maravilloso misterio.

El cristiano está llamado a comprometerse concretamente en las realidades humanas y sociales sin oponerse a "Dios" y "César"; oponerse a Dios y César sería una actitud fundamentalista. El cristiano está llamado a participar activamente en la realidad terrenal, sino que alumbra con la luz que viene de Dios. La confianza prioridad en Dios y la esperanza en él no debe implicar un escape de la realidad, sino más bien un maquillaje diligentemente a Dios lo que es . Es por esto que el creyente mira hacia el futuro la realidad, la de Dios, a vivir la vida en la tierra al máximo y responder con valentía a sus desafíos.

La Virgen María nos ayuda a vivir siempre de acuerdo con la imagen de Dios que traemos en nosotros, y también nuestra contribución a la construcción de la ciudad terrenal.

Después del Angelus

Queridos hermanos y hermanas :

ayer, en Barcelona, ​​que fueron beatificados Matteo Casals, Teófilo Casajús, Fernando Saperas y 106 compañeros mártires pertenecientes a la congregación religiosa de los claretianos y mató por odio a la fe durante la Guerra Civil española. Su ejemplo heroico y su intercesión son apoyados por cristianos que, incluso en nuestros días -y muchos- en diferentes partes del mundo sufren discriminación y persecución.

Hoy se celebra el Día Mundial de las Misiones, con el tema "La Misión al Corazón de la Iglesia". Insto a todos a vivir la alegría de la misión al presenciar el Evangelio en los entornos donde cada uno vive y trabaja. Al mismo tiempo, estamos llamados a apoyar con el afecto, la ayuda concreta y la oración a los misioneros que comenzaron a anunciar a Cristo a quienes todavía no lo conocen. También recuerdo que tengo la intención de promover un Mes Misionero Extraordinario en octubre de 2019 con el fin de alimentar el ardor de la actividad evangelizadora de la Iglesia ad gentes . En el día de la memoria litúrgica de San Juan Pablo II, Papa misionero, confiamos a su intercesión la misión de la Iglesia en el mundo.

Te pido que te unas a mi oración por la paz en el mundo. En estos días estoy siguiendo con especial atención Kenia, que visité en 2015 , y para el que rezo para que todo el país sabe cómo hacer frente a las dificultades actuales en un espíritu de diálogo constructivo, teniendo muy presente la búsqueda del bien común.

Y ahora los saludo a todos, peregrinos que vienen de Italia y de varios países. En particular, los fieles de Luxemburgo y las de Ibiza, el Movimiento Familiar del Corazón Inmaculado de María en Brasil, las hermanas de la Madre Santísima de los Dolores. Saludo y bendigo con afecto la comunidad peruana de Roma, se reunió aquí con la sagrada imagen del Señor de los Milagros .

Saludo a los grupos de fieles de muchas parroquias italianas, y les animo a continuar su camino de fe con alegría.

Y les deseo a todos un buen domingo. Por favor no te olvides de rezar por mí. Buen almuerzo y adiós!

sábado, 21 de octubre de 2017

Domingo XXIX del tiempo ordinario (Ciclo A)

 Evangelio (Mt 22,15-21): En aquel tiempo, los fariseos se fueron y celebraron consejo sobre la forma de sorprenderle en alguna palabra. Y le envían sus discípulos, junto con los herodianos, a decirle: «Maestro, sabemos que eres veraz y que enseñas el camino de Dios con franqueza y que no te importa por nadie, porque no miras la condición de las personas. Dinos, pues, qué te parece, ¿es lícito pagar tributo al César o no?». Mas Jesús, conociendo su malicia, dijo: «Hipócritas, ¿por qué me tentáis? Mostradme la moneda del tributo». Ellos le presentaron un denario. Y les dice: «¿De quién es esta imagen y la inscripción?». Dícenle: «Del César». Entonces les dice: «Pues lo del César devolvédselo al César, y lo de Dios a Dios».

Compartimos:
Se nos presenta para nuestra consideración una "famosa" afirmación de Jesucristo: «Lo del César devolvédselo al César, y lo de Dios a Dios» (Mt 22,21).

No entenderíamos bien esta frase sin tener en cuenta el contexto en el que Jesús la pronuncia: «los fariseos se fueron y celebraron consejo sobre la forma de sorprenderle en alguna palabra» (Mt 22,15), y Jesús advirtió su malicia (cf. v. 18). Así, pues, la respuesta de Jesús está calculada. Al escucharla, los fariseos quedaron sorprendidos, no se la esperaban. Si claramente hubiese ido en contra del César, le habrían podido denunciar; si hubiese ido claramente a favor de pagar el tributo al César, habrían marchado satisfechos de su astucia. Pero Jesucristo, sin hablar en contra del César, lo ha relativizado: hay que dar a Dios lo que es de Dios, y Dios es Señor incluso de los poderes de este mundo.

El César, como todo gobernante, no puede ejercer un poder arbitrario, porque su poder le es dado en "prenda" o garantía; como los siervos de la parábola de los talentos, que han de responder ante el Señor por el uso de los talentos. En el Evangelio de san Juan, Jesús dice a Pilatos: «No tendrías contra mí ningún poder, si no se te hubiera dado de arriba» (Jn 19,10). Jesús no quiere presentarse como un agitador político. Sencillamente, pone las cosas en su lugar.

La interpretación que se ha hecho a veces de Mt 22,21 es que la Iglesia no debería "inmiscuirse en política", sino solamente ocuparse del culto. Pero esta interpretación es totalmente falsa, porque ocuparse de Dios no es sólo ocuparse del culto, sino preocuparse por la justicia, y por los hombres, que son los hijos de Dios. Pretender que la Iglesia permanezca en las sacristías, que se haga la sorda, la ciega y la muda ante los problemas morales y humanos de nuestro tiempo, es quitar a Dios lo que es de Dios. «La tolerancia que sólo admite a Dios como opinión privada, pero que le niega el dominio público (…) no es tolerancia, sino hipocresía» (Benedicto XVI).

Los obispos de Venezuela denuncian irregularidades en las elecciones regionales

La Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) acusó el jueves al Consejo Nacional Electoral (CNE) de haber actuado de forma «parcializada» durante los comicios regionales celebrados el domingo pasado y en los que el chavismo gobernante arrasó con 18 de las 23 gobernaciones en disputa, según los resultados oficiales.

«Deploramos que el CNE, haciendo caso omiso de los llamados realizados desde diversas instancias nacionales e internacionales, se haya mostrado una vez más como un árbitro parcializado, al servicio del partido oficial», dice un comunicado del ente que representa a la Iglesia católica en el país latinoamericano.

Los obispos señalan que la posibilidad de elegir gobernadores «constituía para muchos una luz en el camino y un motivo para la esperanza», pero denuncian que estas votaciones «han generado nuevas dudas e interrogantes y han abierto la puerta a mayores tensiones y conflictos de cara al futuro».

Movimiento de electores

La CEV asegura que son «múltiples las irregularidades cometidas en la implementación del proceso electoral», entre ellas impedir que las organizaciones políticas pudieran sustituir los candidatos en las boletas, la migración a última hora de electores hacia otros centros de votación, «la falta de una observación internacional plural» y «los abusos en el voto inducido».

«Todo esto constituye un obstáculo para el ejercicio del sufragio y genera desconfianza en los procesos electorales», por lo que se hace «más difícil aún la solución consensuada de los problemas que nos aquejan», prosigue la declaración.

Afirman que es «indispensable recuperar la justicia y ética del sistema, para que la ciudadanía pueda expresarse libre y confiadamente, y las futuras convocatorias, supervisadas por instancias internacionales plurales, devuelvan la paz y la tranquilidad a la sociedad venezolana».

No perder la confianza en la democracia

«El ventajismo oficial no debe llevarnos a la pérdida de la credibilidad y confianza en el poder del voto como vía de solución pacífica y democrática para los cambios urgentes y trascendentales que requiere el país. No se puede prescindir de la vía electoral», agrega la CEV.

La alianza opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) y buena parte de la comunidad internacional han rechazado por «fraudulentos» los resultados electorales en su conjunto y, en razón de ello, el Parlamento venezolano, de mayoría opositora, pedirá una auditoría internacional a los comicios del pasado domingo.

jueves, 19 de octubre de 2017

42 días cercados en su casa por Boko Haram: «El Espíritu Santo los cegó y no nos apresaron»

En medio de la persecución y literalmente rodeados por Boko Haram, la fe y la oración protegió a la familia de Inmawe, en un testimonio que recoge Ayuda a la Iglesia Necesitada.

Este padre de familia había ido a la ciudad de Mubi a recoger a su hijo a la Universidad Estatal de Adamawa en Nigeria. Al regresar de Mubi a su ciudad,  Boko Haram había entrado y la había sitiado. Se quedaron en su casa, una edificación adosada a otra y situada frente a una mezquita.

La vivienda de al lado fue ocupada por terroristas. Inmawe y su familia se quedaron bloqueados en su propia casa y no se atrevían a salir por miedo a los terroristas. Intentaron escapar por la parte trasera de la casa pero fue imposible, todo estaba rodeado, no podían salir.

Varias semanas cercados
Un amigo militar les aconsejó que cerrara la puerta principal por fuera cuando los terroristas estuvieran ausentes y no les pudieran ver. Así lo hizo. El amigo les explicó que los terroristas de Boko Haram no forzarían una puerta cerrada desde fuera y no sospecharían que habría gente dentro. Los terroristas solo salían por la noche porque durante el día había aviones que los amenazaban.

Así estuvieron varias semanas, prisioneros en su propio hogar, asustados. Mientras tanto, los terroristas quemaban casas, mataban, sembrando el terror. Porque los terroristas solo van a matar, a hacer pillaje y a bombardear.

Un milagro
Pero nadie entró en casa del  la familia Inmawe. Intentaron entrar cinco veces pero al final nunca entraban. Él y su familia se mantuvieron escondidos dentro de la casa. Juntos rezaban tres rosarios diarios y eso les daba fortaleza y esperanza. Estas oraciones produjeron el milagro. El Señor y la Virgen les protegían. Nunca les tocaron.

Cuando los terroristas entraban en la casa salían enseguida. Era algo milagroso. “El Espíritu Santo los cegó y no nos apresaron”, repetía el Sr. Inmawe. “Ni siquiera vieron nuestro depósito de agua con el que nos abastecíamos”, continúa relatando.

Tras ese período los terroristas se marcharon. Habían pasado  42 días antes de que la ciudad fuera liberada. Las casas junto a la del Sr. Inmawe fueron destruidas. La suya no fue tocada. De nuevo esto nos lleva a pensar en  algo milagroso.

Es una verdadera historia de testimonio de fe y oración. Ellos rezaron y a pesar del miedo sabían que Dios les protegía, que estaban en manos de Dios y que si Él quería salvarlos así lo haría. El poder de la oración. Su fe ha sido recompensada. Boko Haram estuvo a la puerta de su casa y pudieron ser asesinados. Nada les ocurrió. Ellos creen que Dios les protegió. Es una historia de fe.